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Nueva York.

John dejó de caminar en la estancia donde se encontraba con su hijo, Stiles, y su esposa, Claudia, ambos sentados en un sillon. Estaba nervioso.

Le había escrito a Theo y no había obtenido respuesta. Para colmo Theo no dejo e-mail o número de teléfono solo su dirección postal.

-Calmate John, me estas poniendo nerviosa- dijo su esposa, Claudia.

-¿Acaso no lo estoy yo?- le contesto molestó.

-Supongo que si, pero de esa manera no vas a remediar la situación- John miro a su hijo en desaprobación por su actitud y comentario sarcástico.

Stiles era un chico alto y delgado, de tez blanca y con lunares repartidos en su blanquesino rostro.

-Descansen un poco, al fin y al cabo si Theo no contesta hay que resignarse, además no entiendo porque quieren que les conteste... no es como si nos importara lo que él haga- dijo el chico.

-¡¿Cómo puedes decir eso?!- el hombre le soltó una cachetada, el sonido de la mano contra la piel de la mejilla derecha de su único hijo era lo que se escuchó en toda la casa, tan silenciosa, fría y sola. El castaño puso ambas manos en la mejilla que recibió el impacto y miró a su padre con las lágrimas retenidas en los ojos -¡Largo!- John señaló las escaleras, Stiles se levantó y se quedó mirando a su padre intentando preguntar por qué lo hizo, con ahora, sólo la mano derecha en su mejilla -¡Vete a tu cuarto!- el chico caminaba lentamente -¡Ya!- el hombre estaba furioso.

Cuando estaba seguro que su hijo entro a su cuarto continuó hablando con su mujer:

-Detesto que tome esa actitud- escupió con irá.

-Deseaba para el una vida llena de ilusiones y amor. No esto.- dijo ignorando lo que dijo su esposo.

-¿Y qué? El mundo no es así, tiene que madurar. He sacrificado mi vida por él.

-Por supuesto se que has sacrificado tu vida por nuestro hijo, pero casarlo con Theo... fue un error.

-No entiendo porqué Theo no responde, le envíe mi e-mail, dirección y números de teléfono en la carta.

-Quiza debemos hacer una fiesta para Stiles, para que se sienta mejor.

-Ahora no se trata de éso, sino del dinero que dará Argent y

-¡¿Y qué?!

La mujer se levantó y salió de la enorme mansión dejando a su hijo y esposo en ella. Minutos después Stiles bajo de su cuarto con una sudadera azul marino en mano, vestía unos jeans negros y camisa a cuadros negra, ambas prendas, se ajustaba a su cuerpo sin exagerar, mientras que la camisa iba un poco suelta y le cubría debajo su trasero.

-¿Es qué ni ahora admites que fue una locura?- se detuvo en el último escalón mirándole.

-Sólo necesitamos que Theo firme el año de matrimonio contigo y podremos darnos unos lujos.

El chico rodo los ojos y salió de la casa. John recordó el trato con Argent mientras tomaba un whisky y se sentaba en uno de los sillones individuales de la sala.

Tú no eres mi esposo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora