Capítulo XV: Me importas más de lo que crees...

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Capítulo XV:

Scorpius, había empeorado.

-Rayos...-dije colocando una mano en su frente y notando que la fiebre aún no bajaba.

Durante la madrugada, nos había llegado otro regalo de un patrocinador, pero no era la medicina que Scorpius tanto necesitaba, sólo era cereal, agua, y un pequeño paquete con semillas de calabaza tostadas, las cuales reconocí de inmediato, pues servían como un buen sedante para las personas que sufrían de insomnio.

Pero, nada de eso ayudaría a Scorpius.

-Estoy bien... No te desesperes....-musitó dándose cuenta de lo impotente que me sentía.

-No, no estás bien...-le repetí por milésima vez.

-Rose, tú eres la que necesita descansar... No dormiste en toda la noche, por cuidarme.-me dijo con media sonrisa.-Eso es algo que jamás olvidaré, pero por favor, duerme... Lo necesitas, Rose... Déjame cuidar de ti esta vez... No estoy tan grave como tú crees...

Él, tenía razón. Pero, no quería dejarlo así.

Mi peor temor, era despertar y encontrarlo...

-¡ATENCIÓN, TRIBUTOS, ATENCIÓN!-me desconcentró una voz.

-Son ellos, otra vez son esos idiotas...-comenzó a decir Scorpius, refiriéndose a los vigilantes de los juegos.

-...QUERIDOS TRIBUTOS...-decía la voz con cierto morbo-...TODOS USTEDES, HAN LLEGADO MUY LEJOS, PERO, AHORA,  NECESITAN ALGO CON DESESPERACIÓN, NECESITAN ALGO PARA SOBREVIR. POR LO TANTO, SE LES ANUNCIA QUE HABRÁ UN BANQUETE AL LADO DE LA CORNUCOPIA... ESPERAMOS QUE VAYAN, Y NO OLVIDEN, QUE LA SUERTE PUEDA ESTAR A SU FAVOR EN ESTA OCASIÓN. -terminó.

-Ni lo pienses, Rose...-me ordenó Scorpius, tomando de mi mano, creyendo que así, me detendría.

-Voy a ir...-sentencié soltándome.

-¡Maldita sea, Rose, no! ¡Eso será otro maldito baño de sangre! ¡No!-dijo en un arranque de desesperación.- ¡Lo hacen para ver otro espectáculo!

No lo escuché, sólo tomé las flechas y el arco.

Estaba segura que en ese banquete, estaría la medicina de Scorpius.

-¡Escúchame! ¡Maldición, Rose!-decía, intentando ponerse de pie.-Por Dios, eres la mujer más testaruda que he conocido...

-No intentes pararte...-le advertí de inmediato.-Volveré, lo prometo...

-¡Rose!-gritó por última vez.- ¡Iré contigo!

Le miré confundida.

-Scorpius, apenas puedes mantenerte en pie...- respondí- Lo siento, pero sólo harás que me preocupe más...

-Rose, no...

-Basta, estaré bien.-mentí sabiendo que cualquier cosa podría pasar.

-Escúchame, por favor, ahí afuera, están los psicópatas del distrito dos... no podrás con  ellos... y esta ese chico del distrito once... creo que todavía está vivo el del distrito cinco o seis...-decía apresuradamente e intentando de manera desesperada, porque no me fuera.-Rose, por favor... Tú no quieres que me pase nada, pues yo tampoco quiero que te ocurra algo a ti...

-Está bien...-dije resignada, y algo sorprendida por sus palabras.-Sólo acuéstate, Scorpius... Tú ganas, no iré...

Era claro que mentía, pero, él, se relajó un poco con mi respuesta y se recostó.

-¿Tienes hambre?-pregunté ofreciéndole el paquete de semillas de calabaza tostadas.-Son deliciosas, deberías probarlas...

Sí tan solo comía un par, se quedaría dormido en menos de cinco minutos, y así podría ir al banquete sin preocuparlo.

Los juegos del Hambre, por Rose Weasley. (SCOROSE COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora