Capítulo XVI: Siempre...

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Capítulo XVI:

Había logrado hacerme un torniquete en el brazo, y eso había frenado a la sangre.

Evité correr, para no ejercer presión, y opté por caminar.

Miré a mis dos costados, y estuve atenta, pues cualquier cosa imprevista podía pasar en el camino.

Aunque, no podía usar mis flechas, al menos, tenía un cuchillo en la mano por si ocurría un ataque inesperado.

Sin embargo, la tensión y preocupación por saber cómo estaba Scorpius, pudo más, y tuve que apresurar el paso.

-Más te vale no estar muerto, Scorpius...-maldecí, pues no encontraba la cueva por ningún lado.

¿Por qué no la encontraba?

En ese momento, se escuchó el canto de varios sinsajos.

Vaya, pensé, ¿Con qué ahora, ya soltaban a las aves? Menuda broma del Capitolio.

¿A lo mejor, quieren que no escuché a Scorpius? Quieren que me pierda y lo deje morir.

Malditos, desgraciados.

-¡Scorpius!-grité de pronto, dándome cuenta que eso era lo que ocurría.- ¡Scorpius!

Estuve llamándolo por varios segundos, segundos en los que comenzaba a desesperarme, pues no me respondía.

-¡Scorpius!

-...Rose...-llamó debilitado.

Esa era su voz. Tenía que serlo.

Giré para ver, pero no lo encontraba.

-¡Scorpius, vuelve a gritar! ¡Di algo!-le pedí.

-... ¡Aquí... Rose!-gritó de más lejos.

Me acerqué, y noté que la entrada a la cueva, estaba cubierta por una enorme maleza de plantas, parecía como una cortina que había aparecido de la noche a la mañana.

-¿Qué demonios?-dije cortando la extraña planta. ¿Cómo se les ocurría hacer eso? ¿Tapar la entrada a la cueva?

Definitivamente, Voldemort nos quería muertos.

-¡Rose!-gritó Scorpius ni bien me vio.- ¿Dónde estabas? ¡Maldita sea, me despierto y no te encuentro por ningún lado! ¿Por qué rayos me hiciste eso? ¿Por qué fuiste a ese banquete?-me sermoneó, y luego de darme un vistazo, se quedó mirando mi brazo.-¡¿Estás herida!?

-Scorpius... Sólo tranquilízate, estoy bien... He tenido peores heridas... ¿Alguna vez haz caído de un árbol?-le pregunté para minimizar el problema.- Pues, eso es mucho peor que este simple corte... Ahora, déjame ver tu abdomen...-dije sacando la medicina de la mochila.-Es cómo una pomada, espero que con esto sea suficiente....

Mientras le aplicaba el medicamento, Scorpius seguía quejándose, pero no de dolor, se quejaba por mi imprudencia, por haber asistido a ese banquete totalmente sola y por haberlo drogado con esas semillas de calabaza.

Se le notaba preocupado, y eso comenzaba a causar un efecto en mí.

Un efecto, que tenía que ver con sentirme más enamorada de él.

¿Por qué no lo hice antes?, pensé al recordar los años anteriores en los que apenas nos saludábamos, ¿Por qué te presté atención?

-Creo que está haciendo efecto, Rose-me dijo cuando terminé de echarle la pomada- Déjame, ver tu brazo...

Se lo di, y de inmediato, aflojó el torniquete.

Los juegos del Hambre, por Rose Weasley. (SCOROSE COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora