Parte única

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- No te separes, déjame embriagarme con tu dulce aroma. -  declaró aferrándose más a la espalda de su apuesto novio con sus brazos, escondiendo así su rostro en el hombro derecho ajeno para aspirar la colonia que traía puesta este.

JiSung y MinHo, podrían estar abrazado por horas y horas sin aburrirse uno del otro, sintiéndose, diciéndose solo con ese simple acto cuánto se aman. Aquellos sentimientos de protegerse y cuidarse, inundaban sus cuerpos por completo apenas rozando superficialmente cualquier parte de su delicada piel.

Ellos dos, llevaban 6 años conociéndose, tres de ellos siendo amigos y los restantes como novios tras haberse confesado un día soleado en un campo repleto de hermosas flores coloridas. MinHo nunca se arrepintió de decirle aquellas dulces palabras que les salieron de lo más profundo de su corazón, no aguantó que siguieran haciéndole daño, por eso, las dejó escapar como suspiros al aire. Para su suerte, JiSung, sentía lo mismo por el mayor y le correspondió obteniendo una cara sorprendida del susodicho.

Fue uno de los mejores días de sus vidas.

Dos corazones latían al unísono, estaban completamente compenetrados uno con el otro. Los dueños, conscientes de eso, no pudieron evitar sonreír escuchando los latidos, era increíble lo que el enamoramiento podía hacer.

El alto, deslizaba las yemas de sus dedos sobre la espalda de su novio, propinándole varios toques suaves inocentes en esa zona punto débil del último mencionado.

Los escalofríos no tardaron mucho en llegarle como si le hubieran dado un gran susto.

Gracias a Dios que vivían juntos en un pequeño apartamento del centro de Seúl equipado con lo principal y no con sus respectivas familias todavía, ya eran mayorcitos los dos para independizarse, y eso era lo que hacían. Nadie les molestaba ni interrumpía viviendo solos.

Sonriendo de lado, MinHo siguió "acariciando" la espalda ajena, pasando las yemas por la parte donde JiSung tenía más debilidad. Claramente sabía lo que hacía, conocía todas las facetas del contrario más que alguna otra persona aparte de sus familiares.

- H-hyung... - musitó en voz baja, apartándose de donde se encontraba su rostro apoyado para visualizar a su pareja que mantenía la sonrisa anterior en sus labios.

- ¿Si, bebé? - antes de que pudiera hablar, le robó un casto beso, impresionandole de inmediato y ocasionándole un sonrojo notorio en sus mejillas de ardilla.

Se miraron a los ojos fijamente, y como si estos fueran un laberinto sin salida con solo paredes por doquier, se perdieron en ellos y se les hacia imposible cerrarlos para pestañear.

- M-me encantas. - logró articular ruborizado a tope, sintiendo como la sangre se acumulaba por toda su cara mientras latidos frenéticos de su corazón golpeaban con fuerza su pecho.

MinHo, lentamente, curvó los extremos de sus labios, mostrando una sonrisa enorme brillante que jamás puso; la persona que más amaba, era especial en cada sentido y por eso se la estaba dedicando.

- Tú igual me encantas. Te amo. - colocó su mano izquierda, la que estaba libre, sobre la nuca de JiSung y así fue acortando los centímetros de ambos rostros hasta quedar sin espacio entre ellos.

Los párpados se fueron hacia abajo cuando los pares de labios se presionaron suavemente, iniciando un beso tranquilo y sin prisa.

El mayor, movió los suyos queriendo más contacto al igual que el menor a la vez. Los movimientos eran cálidos y delicados, de esos que te dirigían al cielo al momento. Sensaciones nuevas despertaban saliendo estas a flote, más única no podía ser la escena.

Parecían dos piezas de puzzles extraviadas que se reencontraron después de un largo tiempo, la necesidad de unirse y convertirse en uno sólo, era uno de sus mayores deseos hechos realidad.

JiSung rodeó el cuello ajeno, posando al final de este un poco más arriba, sus no tan pequeñas manos.

Más... Más cerca. Quiero sentirle aún más.

Pensó mientras traía hacia él al contrario, profundizando así el beso. Y en segundos, la boca del susodicho se entreabrió para darle paso a la lengua ajena. El novio, ni le dió vueltas al asunto y la adentró. Ambas lenguas tenían una leve batalla.

MinHo aumentó el agarre no sin antes ubicar a su pareja encima de sus piernas y acercarle a él lo más que pudo.

En el cuarto donde se encontraban, se oía nada más que el sonido de la saliva y las respiraciones agitadas.

Lo extraño de todo... Que lo disfrutaban, no era por placer y hacerlo, era por amor; uno muy grande que les albergaba. Se demostraban el amor con simples toqueteos y besos que no llegaban a ser pasionales o cándidos.

El aire de sus pulmones tenían un límite, eso les frenó a seguir aquel beso que parecía no tener fin.

Intentando controlar las respiraciones erráticas, se observaron detenidamente un minuto, luego unas hermosas sonrisas dulces y tiernas aparecieron en ellos.

- Nunca me detendré en amarte, mi amor por ti crece muchísimo al día, para nada morirá de uno a otro. - cuando terminó, picó la nariz de su novio con el dedo índice y besó esta escuchando la melodiosa risa de su pareja.

Una mejor vida no podía tener con la persona que eternamente amaría, ¿verdad?







Fin ❤

Entre caricias y halagos inocentes. °•°MinSung°•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora