Una nota, una canción, un compás, una melodía, un estribillo.
Amaba la música.
Era su mecanismo de defensa contra el mundo, su liberación de sentimientos, su salida de emergencia más rápida.Nunca se cansaba fuese el género que fuese, siempre había un momento para cada canción (aunque por supuesto, tenía sus favoritas).
Escuchaba con atención cada instrumento y cada acorde analizándo a fondo el significado de cada parte, enamorándose más y más de eso que el mundo llamaba música.
Ella lo llamaba vida.