MinHo se había levantado temprano, sus ojos picaban y el cansancio dominaba su cuerpo pero aquello no le importaba a su alarma pues debía asistir a la universidad y había comenzado a sonar terriblemente dándole un horrible dolor de cabeza.
La noche anterior se había quedado hasta tarde en aquel parque bajo el árbol en el cual esperaba a aquel niño que se había robado su corazón desde pequeño pero de nuevo espero para nada, pues no llegó.
Se levantó entre gruñidos y quejas, comenzando a vestirse cómodamente para la escuela. Sus jeans negros, camiseta blanca y su chamarra de cuero color negra, acompañado de sus vans oscuras.
Bastante simple a decir verdad.
Tomó sus cosas, ese día no desayunaría pues era bastante tarde. Entró a su auto y fue hasta la universidad, varios minutos antes había llegado.
—Minho, deja tu seriedad para otra ocasión y hablame. - mencionó changbin mientras chasqueaba sus dedos frente a su rostro.
—No estoy de humor, Bin. - soltó el mayor y continuo caminando, ganándose un bufido de parte de su mejor amigo.
—Idiota. - gruñó Seo, comenzando a caminar tras él a paso lento y con su ceño ligeramente fruncido. —¿De nuevo no apareció tu chico? - cuestionó, las ganas de reír estaban ahí pues estaba seguro que por esa razón el contrario estaba molesto.
—Changbin, no empieces que realmente no estoy de humor. ¿De acuerdo? - respondió una vez de haberse girado para verle la cara.
—No me interesa, Lee. Deberías dejarlo ya, seguro jamás vuelve. Seguro ya encontró a alguien más y se olvidó de ti. ¡Superalo! - soltó todas aquellas palabras sin haberlas pensado. Cansado estaba de ver a su mejor amigo esperando a alguien que quizá nunca iba a aparecer.
Negándose a ser querido y a querer a alguien que puede que esté a su lado y pueda hacerlo feliz. Alguien que esté dispuesto a quererlo, llevaba demasiado tiempo sin ver a alguien más, o salir con alguien más por aquel chico.
—No me voy a cansar de esperar, ChangBin. Lo siento. - y sin más se fue, dejando a ChangBin algo decepcionado y con un extraño dolor en su pecho.
[...]
Jisung estaba sin duda emocionado, volvía a su lugar de origen después de haber estado algunos años alejado de aquel lugar.Su corazón latía a gran velocidad, estaba sin duda feliz de volver a aquel lugar que conocía tan bien.
Había estado casi 8 años viviendo en china gracias al trabajo de su padre, alejado de todo lo que conocía y todo lo que le hacía feliz.
—Cariño, deberías ir a acomodar tu habitación. Yo comenzaré en la sala. - el chico asintió, dirigiéndose hasta su recamara. Tenía tantas cosas que hacer.
Su celular vibró en su bolsillo, sonrió inconscientemente al saber de quién se trataba. Sacó el móvil y sin ver el identificador contestó.
—¡Yukhei! - mencionó alegre, esperando a que el contrario hablara.
—¡Hola, Bonito!¿Ya estas en casa?¿Está todo bien? - cuestionó curioso, intentando saber que era lo que hacía su pequeño y lindo novio.
A Yukhei lo conoció hace cuatro años exactamente, era un chico sin duda agradable y tierno. Dos años después el había obtenido un traslado para estudiar en Corea y sin pensarlo dos veces la aceptó. Cuando cumplieron un año de amistad El chino le había pedido ser su novio y JiSung no pudo negarse, realmente no pudo; Ahora ambos se encuentran en el mismo sitio y podían volverse a ver y darse todo el amor que deseaban.
—Estamos aquí justo. Debo organizar mi habitación, tengo un poco de pereza. - río un poco. —¿Tú qué haces?
—¿Ahora? Deberías descansar antes, el viaje seguro te tiene agotado.- murmuró algo preocupado. —¿Yo? Estoy un poco desesperado por verte, ¿Sabes lo difícil que es saber que estás a una distancia demasiado cercana y no pueda correr a verte?
Jisung podía apostar que estaba haciendo un puchero y se moría de ternura al imaginarlo.
—No estoy cansado, así que avanzarse un poco con esto. - sonrió. —Desesperado suena algo fuerte, ¿Realmente quieres venir corriendo a verme?
—Sin dudar. - suspiró. Jisung escuchó como se removía en la cama. —¿Puedo?
—Puedes, pero no en casa. Recuerda que hay demasiado desastre.
—¿Qué tal en el parque? Aquel que dices que solías visitar. - mencionó, esperando al menos un sí por respuesta.
—Húh, ¡Claro! Nos vemos a las ¿Cinco?
—A las cinco será. - el contrario pega un chillido y Han ríe un poco por ello. —te amo, nos vemos en un rato.
—Yo a ti. - y colgó.
¿Era buena idea ir a aquel parque?
