Tejido a mano

1.1K 134 58
                                    

Un suave contacto de estambre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un suave contacto de estambre. Sedoso, esponjoso, cálido. Movimiento habilidoso y constante, alojado en la memoria tras horas preciosas de práctica venturosa y un par de nudos que no simbolizan fallo, sino aprendizaje.

La luz se cuela entre las hojas de los árboles, el suave movimiento de las ramas creando un susurro relajante acompasado de la refrescante brisa. Escucho aves a lo lejano, aleteando, cantando en barítono y tenor. No son ruiseñores, pero su canto es perfecto.

¿Qué estarás haciendo? Es lo que me pregunto con una taza de café en mano, sonriendo complacido por aquel deleitable aroma. Su calor pasea por mi garganta, acariciando. Hoy hubo una buena mañana. Aún no da ni el medio día, pero es como si la eternidad estuviera conmigo ahora, retozando a mi costado en la intemperie.

Me encanta este ambiente sereno, relajante. Un ambiente en el que no me preocupo de nada, en el que no sufrimos ni tú ni yo, en el que nadie nos mira mal por estar juntos.

Este ambiente en el que no te disputas a golpes con malhablados, en el que no curo tus heridas tras romperles la cara. Me alegra no volver a ver sangre en tus puños ni un golpe en tu rostro. Es un buen lugar aquí, lejos de todo, lejos de ese tipo de gente.

Extraño a nuestros amigos un poco. No es como si no los fuéramos a volver a ver, pero no estoy acostumbrado a pasar tiempo lejos de ellos.

Sonrío suavemente, terminando mi café y dejándolo sobre la mesita que has construido. Acaricio el fino acabado que has logrado, nunca me dijiste que eras buen carpintero. Siempre pensé que incendiarias bosques o algo así, vaya sorpresa me has dado. Rio bobamente, ahora estarías gruñendo si me hubieras escuchado. Rio más fuerte, puede que lo repita cuando vuelvas.

Mi cabello se revuelve, mientras miro el horizonte y te veo venir. Me pongo en pie para correr a tu encuentro, sujetándome a tu pecho divertido por tus regaños por casi tirarte los víveres al suelo. Gruñes y pones gesto enfadado, un semblante tan usual en tu rostro que es raro ver otra cosa, mientras sigues caminando yo siguiéndote a la par.

Llegamos a tu pequeña cabaña, donde nos tomamos estas vacaciones, entrando y dejando todo en el suelo. Me sujetas de la cintura, mirándome enojado.

"Mierda, ten cuidado", dices, a lo que suelto una carcajada. Un beso tuyo me calla, mientras acaricias con suavidad mi cintura y espalda. Mi rostro arde con tu contacto, frunzo el ceño ante la separación de nuestras bocas, con mis mejillas quemando. Sonríes malicioso, alejándote y yendo a la cocina.

Tras unos segundos reacciono y te detengo, no quiero que explote nada. Te das cuenta y te molestas de nuevo, me tomas en brazos y me arrojas al sillón, diciendo que esté quieto. Vuelvo a sonreír, asintiendo y aguardando a que termines.

El almuerzo fue precioso y no se quemó nada. Nos miramos fijamente por un rato, tus ojos carmines brillaban más con el ocaso. Me encanta ese brillo vivaz, poderoso y rebelde con el que me miras. Me encanta ver la vida en ellos, electrificando mi cuerpo de forma increíble e insospechada jamás en mí.

Logras eso, como explosiones en mi ser con sólo ver la fiereza del carmín de tu mirada. Esos orbes que me miran sólo a mí y se acercan lentamente. No tengo idea de lo que estés pensando, tampoco ocupo averiguarlo ahora mismo: Seguramente lo sabré después.

Tomas mi mano y nos sentamos en el césped mientras nos disponemos a aguardar las lumbreras nocturnas celestes. Comienzo a contarlas; me dices que es estúpido hacerlo, pero aún así me acompañas.

El fresco surge, me sujetas en tus brazos para abrigarme. Me pego a tu pecho con el rubor tiñendo mis mejillas y sintiendo cosquillas en mis entrañas, como miles de mariposas revoloteando en mi ser. Tu abrazo es sedoso como el estambre, cálido como un suéter tejido.

Siento que me acercas a ti, alzando mi quijada y depositando un beso en mi frente. Dejas ardiendo siempre donde posas tus labios: besos picantes que dejan resquicio de pólvora, como si me dejaran listo para explotar. Son inexplicables como el amor que nace en nosotros. Un concepto sin necesidad de ser repetido, pues lo sabemos perfectamente.

Hemos tejido lentamente esto que tenemos, con cuidado y paciencia. Siendo tú como eres y siendo yo como soy siempre sonó improbable, pero esto sólo es un término para retarnos. Nadie te dice qué hacer, a mí realmente nunca me importó lo que dijeran.

Es nuestro este camino, este hilo con el que fuimos bordando hasta lograr lo que tenemos hoy. Somos tú y yo.

Me siento adormecer entre tus manos, de un momento a otro pierdo sentido de todo y me encuentro conmigo sobre la cama, cubierto por finas sábanas y sobre mullidos almohadones. Estás al lado mío, durmiendo. Tu rostro sereno es hipnotizante, pero más amo tus sonrisas cuando estás despierto, luchando con todo lo que encuentras. Me recuesto en tu pecho, sintiendo el latido de tu corazón que logra adormecerme de nuevo.

Cierro mis ojos, cayendo rendido ante el abrigo de nuestro tejido suave, amoroso y sin cavilaciones. Deseoso del día de mañana, pues has prometido ir juntos al río.

Dentro de unos días volveremos a casa, con los chicos y con esa gente. Aunque la idea no suene del todo buena, no me molesta regresar. No extrañaré nada de este lugar ni de la tranquilidad, pues no lo necesitamos para estar así: unidos.

No dependemos de un lugar o de un cierto ambiente. Somos así: libres. Mientras el invierno nos azote nuestro abrigo nos asegurará un cálido pasaje.

Es nuestra vida, tejida a mano, en la que estamos juntos en un mismo camino nevado, en el que la nieve no atina a cubrir el césped vivo ni las nubes opacan la luz del sol. Estambre sedoso, cálido y maravilloso, que es nuestra vida ligada con finos bordados hechos con dedicación y amor, en contra de todo pronóstico.

Que no se sorprendan, explosión y electricidad es nuestro sello personal, nuestros tejidos son fuertes y no se incineran.

Sorpréndanse todos, con nuestro tejido a mano.

Sorpréndanse todos, con nuestro tejido a mano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

02 de abril 2018. 

Tejido a mano || BakuKami ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora