Todo sigue igual después de esa noche, como si no hubiera ocurrido nada. Un acuerdo tácito al que llegaron en un rápido cruce de miradas el lunes en el instituto. Nada ha cambiado.
Excepto que es mentira.
-Suerte en el entrenamiento, nos vemos mañana –las palabras se le escapan de los labios apuradas, como si le diera vergüenza decirlas.
Nerea se despide de Aitana con la mano y sale rápido del salón. Para su desgracia, fuera se choca de frente con Agoney. Su amigo la mira con ambas cejas alzadas y los brazos cruzados sobre el pecho.
-¿Desde cuándo tú te vas y no esperas a Aitana para volver juntas?
Nerea se muerde el labio y quiere decir que es porque tiene prisa, porque tiene que estudiar mucho y no puede perder el tiempo así como así en la escuela, quiere poder inventar una excusa creíble que la salve de tener que reconocer la verdad en voz alta. Esa verdad que se viene tragando desde hace semanas: que las cosas con Aitana cambiaron y que su amistad ya no es la misma.
Sin pedir más explicaciones, el canario lleva a Nerea hasta su casa y entre tazas de colacao Nerea suelta toda esa angustia que ha estado guardando para ella, todos esos pensamientos que la han estado desgarrando por dentro.
No, Aitana no dejó de hablarle ni de tratarla como una amiga. La diferencia podía ser casi imperceptible para un observador cualquiera, pero Nerea la sentía en cada fibra de su ser.
Le es casi imposible poner en palabras lo que sentía: la ausencia de los abrazos prolongados, los besos en el cabello, las manos que buscan contacto con la piel ajena en cualquier momento, las sonrisas cómplices sin atisbos de vergüenzas, las noches de películas hasta quedarse dormidas una sobre la otra, los largos silencios compartidos mientras cada una lee, está en el móvil o estudia.
Casi no puede verbalizarla, pero sí que puede sentirla.
Es una distancia tangible, dolorosa e inalterable, porque Nerea no sabe qué hacer para acercarse a Aitana y hacerle entender que no espera de ella nada más que lo que quiera darle.
Para fortuna de Nerea, aunque a veces lo sienta como una tortura, su amistad con Aitana es demasiado fuerte para deshacerse de la nada. Sin importan lo ocurrido, son las personas que mejor conocen a la otra. Han compartido demasiados secretos, sueños y miedos como para olvidar esa confianza mutua construida a través de los años.
Transcurren largas y angustiosas semanas en las que aparentan estar bien, coordinadas en esa mentira compartida como si hubieran tenido el valor de hablar sinceramente. Largas semanas de mirarse a los ojos y sentir que la otra está cada vez más lejos aunque caminaran lado a lado.
Hasta que un día algo cambia.
-¿No vienes al partido de Raoul?
Nerea mira a Aitana sorprendida de que intenta hablar con ella aunque no sea necesario y siente un dolor en el pecho al reconocer una muestra más del abismo invisible que las separa.
-No –responde finalmente con atisbo de duda. Se encoge de hombros. –Sabes que no soy muy fan de los deportes.
-Estaremos en el entretiempo.
'Ya, como todos los partidos' quiere responder Nerea con un deje de sarcasmo pero aprieta los labios para evitar hacerlo.
Aitana se muerde el labio inferior nerviosa, como si esperara una respuesta a una pregunta no formulada. Finalmente, la castaña vuelve a hablar y su voz delata sus nervios en cada temblor.
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You Belong With Me {ifridge}
FanfictionAitana la mira con una de esas sonrisas que iluminan el día más oscuro e incluso con los rastros de llanto en el rostro, Nerea piensa que nunca ha visto a una chica más guapa. (O: Nerea está enamorada de su mejor amiga.) [Publicado también en Archiv...