"Alguna vez llegó la esperanza
con su oposición ...
y el perdón continuó ajeno
y las ganas constantes."
El olor del café por las tardes era algo que le relajaba muchísimo luego de salir del trabajo, todo el día leyendo papeles y ordenando cada uno de estos era algo bastante exhaustivo, siempre al llegar al coche se quitaba su corbata y conducía a su cafetería favorita, en la cual siempre podía leer un buen libro ya que poseía un estilo de biblioteca y un poco de naturaleza, definitivamente podía marcar ese lugar como su favorito. Cuando lo conoció solo tenía 10 años y llego con su madre a visitarlo, era un día triste ya que su padre había fallecido de un infarto o al menos eso era lo que se sospechaba, solo debían esperar el diagnóstico del forense y se darían cuenta de la realidad; su madre, había decidido llevarlo a este lugar ya que le notaba muy deprimido y era normal, su padre siempre fue su compañero fiel en cada aventura, siempre le esperaba por las noches con una taza de chocolate caliente y ambos se sentaban a ver el noticiero nocturno ya que a su padre le encantaban las noticias, ahora se quedaría mirando las noticias solo, su padre ya no estaba más en el mundo.
Los empleados de esta cafetería le trataron con mucho amor desde el día que ese niño cruzó esas puertas de la cafetería, desde entonces había creado un vínculo muy especial con ellos. Cuando se dio el resultado de los análisis forenses se dieron cuenta de que su padre no había fallecido de un infarto, a su padre lo habían asesinado de la manera más mórbida, lo habían envenenado con uno de los peores químico que lo destruyo por dentro, una mezcla de mercurio con ácido, a su padre le habían destrozado el interior y a él su corazón.
Unos años más tarde su madre falleció y ese lugar fue quien lo acogió dándole trabajo para que pudiese sustentarse, un golpe bastante duro para el joven Styles que solo tenía 18 años recién cumplidos, al menos no iría a un orfanato.Días después se dio cuenta que su madre también había sido envenenada con el mismo veneno que usaron para su padre, era lógico que él sería el siguiente, ahora debía cuidarse más que nunca.
Al llegar a la cafetería pudo divisar en una de las mesas al chico con quien había chocado hace unos días, pidió su café y caminó hasta llegar a su mesa favorita la cual estaba al lado contrario de donde se encontraba aquel mocoso tímido, pero dejo de prestarle atención en el momento que tomó su libro y comenzó a leer este, siempre lo consumía un nuevo mundo.
Una mirada consistente le impedía su lectura, sentía como alguien le estaba mirando desde el momento que comenzó a leer y era irritante, decidió ser discreto y comenzar a mirar a las personas que tenia en la mesa del frente, la chica lo miraba pero no era esa la mirada que le molestaba tanto, su mirada era solo curiosa, nada digno de distracción, miró a un lado y encontró al dueño de la mirada que le distraía, era del mocoso tímido que no dejaba de verlo, que hombre tan insolente, ni siquiera la aparto cuando lo miró, descubriendo su acto, solo se quedó mirándolo, soltó un fuerte suspiro y decidió volver a concentrarse en su libro pero una mano indiscreta se colocó en su mesa y lego un cuerpo se sentó en el sofá frente a él, cerró su libro y paso sus dedos por sus ojos antes de mirar a la persona frente a él.
-¿Puedo ayudarte en algo, misterioso niño sin nombre? dime ¿perdiste a tu madre?-Su mirada se mantuvo intimidante hacia el mocoso que tenía en frente de él y pudo notar como el pequeño se removía en su asiento, su plan de asustarlo y hacerlo sentir inseguro funcionaba, mordió su labio inferior con descaro lo que ocasionó que el joven se sonrojara un poco, a lo cual sonrió orgulloso.
-Bueno, la última vez que nos vimos no te dije mi nombre y me sentí estúpido, soy Louis, Louis Tomlinson.-Sus ojos ya no le incomodaban, ahora podía ver un brillo en ellos que los hacia verse mucho más hermosos de lo que ya eran, le dedicó una sonrisa y asintió.
-Gracias por decirme tu nombre, ahora no podré sacarlo de mi cabeza, eres el chico más lindo de este lugar.- su mano se poso sobre la de su ahora acompañante y la acarició con disimulo, le gustaba ver como su cuerpo reaccionaba ante todas sus acciones, podía sentir que había atracción y una fuerte tensión sexual. Un ambiente bastante agradable, le comenzaba a agradar más.
-¿De dónde eres?-Preguntó y la curiosidad asaltó sus ojos, perfecto, ahora le preguntaría por su vida privada.
-Bueno, tengo un apartamento aquí en la ciudad pero poseo una casa en Narvik, mis padres construyeron ahí una preciosa cabaña, es mi hogar pero por ahora me instalo aquí en Oslo por mi trabajo.-Hablaba con un poco de indiferencia, jamás le había gustado mencionar a sus padres pero la situación lo meritaba.
-Vaya, Narvik debe ser una ciudad maravillosa, yo jamás he salido de aquí, siempre estoy únicamente en Oslo, algo bastante patético, algún día espero poder viajar a distintos lugares.-Le dedicó una sonrisa al chico de mirada fría y decidió mirar hacia una de las ventanas del lugar, comenzaba a sentirse abrumado por la mirada del contrario.
-Debes ir algún día, sin duda alguna.-Al terminar de hablar se levantó de la mesa y tomó la mano del chico para sacarlo de aquella cafetería, pero antes de salir se despidió de los empleados.}
Al llegar afuera lo miró y le sonrió nuevamente, ya no quería intimidar más a ese pobre pequeño, en un movimiento involuntario y en la perdida de su cordura su mano subió hasta hacer contacto con la mejilla del joven y la acarició con mucho cuidado, la batalla por ser una persona ruda la había perdido, pero es que no podía ser de esa manera con un chico tan hermoso. Pudo notar que ese chico estaba muy estresado y sufriendo por algo, pero no quería entrometerse en esos asuntos, eran problemas de él.
Al reaccionar quito su mano con rapidez de la cara del joven e intento aclarar un poco su voz.
-Bueno, aquí es la despedida, debo marcharme a casa, es un poco tarde. ¿Traes coche?- Por la mirada que el chico hizo se dio cuenta que no tenía tal transporte, sin dudarlo abrió la puerta de su auto y le ayudo a entrar en él asiento del acompañante, no sabía por qué estaba actuando así, él jamás había sido amigable.
Durante el camino estuvo conociendo un poco más al chico, de sus gustos y todas esas tonterías, pero era lindo conversar con él, sabía que se estaba dejando ir por lo hermoso que era y eso no era una buena señal.
Unos 30 minutos después se encontraba ya en su casa, el pequeño le había rogado porque se quedara a cenar pero aún no era el momento de conocer a su madre y padre, para eso necesitaba mucho que pensar, así que se excusó diciendo que debía hacer unas cosas del trabajo y se las creyó, al parecer al joven si le había gustado.
No podía dejar de pensar en la mirada de ese chico, era tan dulce y tan hermoso, definitivamente le había cautivado, pero eso no significaba que se iba a acercar más, sabía sus reglas y no las rompería "nada de relaciones románticas"
Un mensaje lo distrajo de los informes que estaba leyendo, al revisar se dio cuenta que era un número desconocido, al abrirlo pudo darse cuenta que era un mensaje del pequeño tímido, la pregunta era cómo había conseguido su número si nadie lo tenía, no se iba a quedar con esa duda y le preguntaría sobre eso.
"Hey, hola Harry, espero que no te molestes por escribirte."
"¿Cómo conseguiste mi número pequeño Louis?"
"Bueno, cuando estabas por subir al auto tome tu celular que estaba en el porta bebidas y me marqué, así el numero quedaría registrado en mi teléfono cuando entrara tu llamada y podría ponerme en contacto contigo, porque honestamente llamaste mi atención."
Vaya sí que había tocado sus cosas personales, era un niño malcriado, debería enseñarle algo de disciplina.
"Me sorprende tu capacidad de actuar rápido, debo confesar que no noté en ningún momento que habías hecho tal barbaridad, y debes saber que soy muy observador."
"Bueno, quizá es porque mi belleza te cegó, pude notar como me mirabas desde que me senté frente a ti, noté que deseabas tocarme más que solo la mano."
"Bueno Louis, debes saber que eres un entrometido, uno hermoso"