Introducción

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Esta historia ocurre tres años después de que todo esto empezara y es que yo, cuando apenas sabía cómo se decía un te quiero, comprendí que el amor no era nada si no llevaba su nombre. Esto ocurrió cuando Joss, el profesor de historia, estaba echándonos la bronca en clase porque habíamos hecho no recuerdo muy bien el qué, el caso es que yo estaba prestando atención y él tenía el ceño fruncido (algo que era encantador). Cuando dejo de hablar, un silencio cubrió toda el aula y nuestras pupilas chocaron, en ese instante todo lo que había a mí alrededor se paró (puedo jurar que lo sentí así) y en mi estómago se hizo un nudo que subió a mi garganta sin dejarme respirar, ni articular palabra alguna, mi corazón se aceleró de tal forma que pensé que iba a estallar. Después de esto, solo recuerdo llegar a mi casa, tumbarme en la cama y llorar preguntándome por qué. Por qué tenía que pasarme a mí eso, por qué tenía que enamorarme de Joss: profesor y con pareja.

Porque no tardé en saber qué era lo que me había pasado. Le echaba de menos y hacía media hora que había estado con él.

Dos meses más tarde, desesperada por no saber qué hacer y tras varias conversaciones con Elga, mi mejor amiga, me decidí a escribirle una carta que probablemente nunca le daría. Era 21 de Diciembre, las navidades estaban a la vuelta de la esquina, habian dicho que el mundo iba a acabarse y era el último día de colegio antes de vacaciones; tenía la oportunidad de dárselo, pero no lo hice. En lugar de eso, fui a él tras haber hecho una apuesta estúpida y le dije:

"Por si se acaba el mundo: Te quiero".

No sé cómo fui capaz, pero lo hice y su cara fue la que se te queda cuando te sorprenden tanto que se te para el corazón. Creo que podría haberlo matado en ese instante, con esas palabras, pero menos mal que no lo hice. Así que me fui, sin desearle una Feliz Navidad.

Podéis imaginaros esas Navidades. Fueron tan tristes que pensé que se me había congelado el corazón por echarle de menos. Por eso a la vuelta de vacaciones, sin pensarlo dos veces le di esa carta. Era muy cutre, pero no sabía qué decirle, mis palabras tenían trece años. No pude entregársela en mano, así que me fui a su coche (el cual había estudiado tarde tras tarde y sabía perfectamente dónde aparcaba y cuál era) y dejé la carta en su parabrisas. No tenía ninguna esperanza en que la leyera, pensé que la tiraría al suelo. Pero no fue así, al lunes siguientes me llamó para hablar en el recreo; me dijo que le había sorprendido, que obviamente él no se imaginaba que algo así pudiera pasar. No sé por qué le pregunté: "¿Qué es lo que te dije exactamente?" Y, tampoco sé por qué, metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó la carta:

''Aunque creo que ya lo sabes: Te quiero. No sé si te sentirás molesto o incómodo. Yo solo quería decirte la verdad. Te quiero y sé todo los problemas que lleva esto. Después de esto creo que deberíamos hablar.

Perdóname, pero es que ¿quien no te va a querer?''

Yo estaba temblando y él me dijo: "Ann, tú ya sabes lo que hay" y yo le asentí con la cabeza, ya no me acordaba de cómo se hablaba, él continuaba: "Yo lo único que quiero es que no sufras", "Es que, podría ser tu padre"... Dijo un montón de cosas, tantas que se colapsaron convirtiéndose en cuchillos directos a mi corazón. No sé cómo no me rompí en ese momento, supongo que fue porque me abrazó a tiempo y logró salvarme.

A partir de ese momento hablé muchas veces con él sobre todo lo acumulado en mi corazón, no sé por qué, era un poco inútil, pero me hacia sentir mejor, aunque nada cambiase. Desde entonces no he dejado de sentir esto, lo he intentado tantas veces y de tantas formas que me he dado por vencida. A pesar de todos los sentimientos que hay de por medio, es tan increíble la unión que tenemos pese a todo lo que nos separa, que todavía nos tenemos. Creo que es algo que solo él y yo sabemos y entendemos, por eso, Joss, quiero que sepas que todo lo que nos quisimos y toda la mierda que nos hicimos, podría haber sido de otra forma. Aunque las circunstancias no fueran iguales que en esta historia y los sentimientos no fueran mutuos, de haberlo intentado podríamos haber sido todo lo que hubiéramos querido.

Como dice esa cancion: "Sabes tan bien como yo que no va a salir mal".

Porque lo sabes.

Sabes que no habría salido tan mal.

Parece que va a llover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora