Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

En mi habitación suena Vidas Cruzadas y retumba en mi cabeza un recuerdo, llevo desde que me he levantado pensando en él, nada nuevo. Sigo sin saber cómo fui capaz de darle aquella carta. Han pasado ya dos años y todo sigue siendo igual, excepto por el hecho de que este es mi último año en el colegio y él ya no será mi rutina nunca más. Quedan cuatro días para que se acaben las navidades y volver a clase. La verdad, desde que le quiero no recuerdo unas navidades sin echarle de menos y sin sentir mi corazón encogido por no verle. Hace tiempo que no hablamos, quizás debería mandarle un mensaje. Aunque a lo mejor no responde. Bueno, a lo mejor sí. Va.

Cojo el móvil, lo miro y finalmente dejo que mi corazón actúe.

*¿Cómo están siendo las Navidades?   Espero que mejor que las mías, ya sabes que a parte de echarte de menos no he hecho mucho más. Es tan jodido todo esto, tenerte enfrente cada día sabiendo que nunca podremos tener nada; a veces me dan ganas de desaparecer y borrarme de tu vida. Ojalá pudiéramos vernos y hablar aunque fueran cinco minutos, estoy segura de que podrías salvarme. Siempre lo haces, apareces con tu sonrisa de superhéroe y tus abrazos que son medicina y haces que todo lo malo se vaya. No debería decírtelo, porque es algo que sabes de sobra, que te lo he dicho muchas veces, pero siento que me va a explotar el pecho si no lo digo: Te quiero.*

Enviado. Cinco minutos. Diez. Veinte. Desesperación. Pero de repente. Bipbip. Un mensaje. Ann coge el móvil y lee:

    *Mis navidades un poco aburridas. Ya sabes que no me gusta verte así bicho.*

Cuando Ann lee el mensaje, le envía otro enseguida.

    *¿Podemos quedar? Necesito hablar contigo, no puedo más…            *

No sé para que le digo nada si me va a decir que no.

    *Sabes que es mejor que no, pero si    lo necesitas, puedo a las cinco.*

Se me ha parado el corazón literalmente.

    *¿Donde?*

No puedo creer que me haya dicho que sí.

    *En la esquina del colegio.*

Recupero el aliento.

   * Vale. Gracias pezqueñín!*

Miro el reloj, las cinco son dentro de media hora. Abro el armario, cojo un vaquero y una camiseta negra. Me peino y salgo de mi casa corriendo.

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Cuando llego al colegio, tengo las pulsaciones tan alteradas que parece que me vaya a salir el corazón por la boca. Ya esta aquí, me da dos besos y vamos al bar de enfrente. Viene la chica y los dos al unisono pedimos lo mismo: una Coca-Cola Zero; cuando se va, empieza a hablarme.

- ¿Qué te pasa Ann?


-No sé, este año todo está siento diferente. Todo me duele el doble y tú...


-Lo siento.- Dice Joss acariciando mi mejilla.


-Si ya lo sé, que yo no debería decirte nada y debería dejarte en paz, pero es que… Joss, necesito que seas sincero conmigo.


- Dime.


-¿Si tu no fueras quien eres y no tuvieras lo que tienes, podría pasar algo entre nosotros?

-Sí.- Dice Joss sin pensarlo ni dos segundos.

Me he quedado sin habla.

-Pero Ann yo soy quien soy y tú eres quien eres.

-A mi me da igual Joss. Lo único que realmente me importa eres tú. Te quiero.- Acabo la frase clavando mis pupilas en las suyas.


-Y yo.


-¿Cómo?


-Quiero decir que te quiero, pero, ya sabes, que te tengo cariño y eso.


- Ya… Lo sé.

Se ha creado un silencio demasiado incomodo entre nosotros.

-No quiero verte mal, ni que esto te afecte a tus estudios, ni quiero ser yo la causa de tus lagrimas.


-Lo sé y lo siento.- Se me quiebra la voz.- Pero no puedo evitarlo, cada día me levanto sabiendo que tengo que olvidarte, pero no puedo y ya no lo soporto...


Se acerca y me abraza.

- Ann no puedo verte así, no me hagas esto.


Empiezo a llorar sin poder controlarlo.

- Ann, hay cosas que por mucho que quieras no puedes tener. Y sé que es muy jodido. Tener que clavar tus ojos cada día en la persona que más quieres en todo el planeta y hacer como si no sintieras nada y seguir adelante… Pero hay cosas que no están hechas para nosotros.


-¿Estás intentando decirme algo, Joss?

- Ann, se ha hecho tarde, tengo que irme. Nos vemos el lunes, ¿Vale?


Y me da un abrazo de despedida mientras me dice que no quiere que esté mal, yo solo cierro los ojos muy fuerte para poder sentirle más.


——————————————————

He decidido quedar con Elga y contarle todo, porque no sé qué ha querido decirme Joss.

-Ann, no tienes que estar así, te ha dicho que le duele verte mal, y quiere verte feliz; es lo mejor que alguien puede querer para ti: que seas feliz.

-Ya, pero no sé, ha sido todo muy raro. Porque cuando le he dicho te quiero, ninguno ha apartado la vista y me ha dicho que él tambien. No sé por qué lo ha dicho, si no es cierto.

-Ann, es Joss. Hace las cosas sin pensar, lleva siendo así dos años, unas veces es muy claro y otras parece que lo que dice sea mentira.

- ¿Y qué hago Elga?

-No sé, Ann. Pero no quiero que estés mal, no mereces esto.

-Gracias por todo.- Le digo mientras le abrazo.

Parece que va a llover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora