Me gustas, lo sabes. Me como mi orgullo una y mil veces al mandarte un mensaje sabiendo que tú quizás ni te acuerdes de qué exista. No te culpo, hay cosas que no pueden ser y una de esas somos nosotros. Y a lo mejor debería parecerme más a tí, olvidarme de que tu presencia es suficiente para hacerme sonreír, y ruborizarme. Quizá debería olvidarme de todo lo que me haces sentir cuando sonríes, de lo que significa para mí un beso tuyo, de esos que sólo sabemos tú y yo que existen. Quizá nunca debería haber abandonado eso que ya tenía, que no nos engañemos, era muy cómodo, por tener la oportunidad de pasar contigo un rato inolvidable, para mí. Y quién sabe, quizás ni siquiera supieras que era yo, quizás hubiera otra mujer contigo en esa habitación. Pero me da lo mismo, sé aceptar un fracaso. Y por mucho que pelee sé que tú lo eres. Duele. Mucho. Pero nadie ha muerto de amor y yo no voy a ser menos, te lo prometo.