Punto de Inflexión.

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Le miré a los ojos mientras sonreía. No había sensación que más me gustara que verle sonreír con un cigarro en los labios. Me asustó mi reacción, no buscaba estar con él, si no no estarlo. Para ver si me buscaba. Para ver si le importaba. Él no era de tener mucho apego a nada ni a nadie, pero cuando conseguías entrar no salías. No sé si habría entrado en su coraza, pero él había destruido la mía.
-Capi, ¿qué darías por mí?
-No empieces, esto ya lo hemos hablado.- Dijo poniéndose serio
-No en ese sentido, tú, ¿qué darías por mí como persona?
-¿Y tú por mí?- Soltó a la defensiva.

Me levanté y cogí mis cosas. Él me miraba con aparente indiferencia, pero yo sabía que le importaba. Sabía que le molestaba no tener el control sobre mí. Y a la vez era lo que quería. Cuando terminé de vestirme me puse enfrente suyo en cuclillas, para decirle:
-Capi, yo por ti lo he dado todo. He intentado ser la luz en tu oscuridad cuando nadie más podía alumbrarte, he dado lo mejor y lo peor de mí para que pudieras estar bien, he abandonado mi orgullo, he perdido a mucha gente y, lo que más me ha costado, me he desnudado.
-¿Te has desnudado?- Dijo con sorna.- Ni que no lo hubieras hecho nunca antes.
-No, desnudarme físicamente no. Me he abierto, has descubierto partes de mi que no había mostrado a nadie, me has hecho sentir tan agusto como para exponerme, entera, tanto física como mentalmente, para luego abandonarme sin motivo. Admito que parte de lo que has visto no es agradable, los celos, la histeria, el rencor. Pero no todo lo que te he dado es malo, de echo la mayor parte no lo ha sido. Pero odio que solo me juzgues por lo malo y te olvides de lo bueno. Sé que no he sabido gestionar nada, ni a ti ni a los sentimientos que me provocas, pero sé una cosa: te he querido cómo jamás he querido a nadie, te he aceptado tal y como eres y, discúlpame Capi, pero no eres ninguna joya tú tampoco. Aún así dudas de lo que te daría. Pues te lo voy a decir. Cogería un cohete al espacio para traerte un trozo de luna si la quisieras, te daría paz en medio de una guerra y te daría amor en tiempos de desconfianza. Te lo daría todo, hasta lo que no tuviera, porque eso eres tú para mí. Todo. Y, como te conozco, sé que vas a decir que esto es una moñada, te voy a decir una cosa: ahora la pelota está en tu tejado de verdad. Yo nunca te voy a olvidar pero tengo heridas de arrastrarme por ti, rojeces en las mejillas del llanto y sobre todo sueño, mucho sueño, porque soñar contigo cuando no estás conmigo es una pesadilla.- Me levanté y te di un beso en la frente, al borde del llanto desconsolado.- Capi te quiero, pero no puedo seguir si tú no quieres que siga aquí. Te he pedido tu amistad y me has seguido tratando como si quisiera algo más. Y no estoy dispuesta a que decidas lo que siento por ti o no. Adiós, y que no se te olvide que te quiero, y estaré aquí cuando decidas volver. Eso sí, vuelve para quedarte.

Me fui sin decir nada más. No sé qué pensarías tú, cómo reaccionarias. No quise verlo, porque probablemente no me gustara tu reacción.

Yo lloré, más de lo que quiero admitir, sentada en tu portal, con la esperanza de que bajaras a buscarme y arreglarlo.

Cómo siempre tenía razón.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2019 ⏰

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