Capítulo 10.

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Narra Michelle.

Tengo hambre, sin embargo, no tengo apetito.

Siento frío pero el miedo me quema.

Camino en el parque en circulos, es media noche y no sé porqué me dieron ganas de caminar, ahora entiendo aquellas películas de terror.

Cuando sientes miedo solo quieres alejarte de todo lo que sientes que te puede dañar. La mayoría enfrenta sus miedos, lastima que no soy parte de "la mayoría".

Me siento en un banco y miro mis manos, estoy temblando, no sé si es por el miedo o por el frío, no quiero volver a mi departamento aunque sé que no hay nadie esperándome pero temo encontrar otra nota.

Siempre me burlaba de aquellas personas que huían al bosque cuando las perseguían en vez de ir por ayuda a casa de un vecino o algo.. ahora me doy cuenta que la intención es que saben que les harán daño pero no quieren arrastrar a otros a su infierno.

La verdad.. no entiendo como es que sólo yo puedo estar en esta red, no es que me gustaría que mis amigas pasaran por esto pero.. no es justo que solo yo pague por esto.. ellas son mis cómplices.

Ellas también tienen culpa.

Un suspiro sale de lo mas profundo de mi, ahora me siento rara aunque ya sé porque, me observan.

Miro sigilosamente a mi alrededor y me percato de un ruido raro, no soy tonta, no es el viento.

Otro ruido.

Es como si alguien intentara acercarse..

Me levanto y camino lejos del parque, disimuladamente, esa es la clave para que no sepan que me percaté de su presencia.

Entro a una cafetería que se encontraba cerca, después de todo ver tantas películas si sirve de algo.

Me siento al lado de una ventana de cristal que me permite ver una silueta a lo lejos, observa hacía el local, entre cierro los ojos tratando de ver algún detalle pero nada, está en un lugar exacto en el que sólo puedo ver su silueta, sólo sé que es hombre por la forma de su fuerpo, un hombre muy alto por cierto.

Me saluda, y siento el miedo recorrer mi ser, él sabe que lo estoy mirando.

-Disculpe, señorita ¿está bien? ¿se le ofrece algo?. -me dice una voz suave en tono preocupado, volteo a ver y es una anciana, por su expresión puedo notar un poco de preocupación- Se le ve muy pálida.

-Descuide, estoy bien... Angelina- le llamo por el nombre que veo escrito un carnet que cuelga del bolsillo de su camisa, por lo visto trabaja aquí.

-¿Puedo ofrecerle algo?

Miro por la ventana y la silueta de aquel hombre ya no está.

-Un café para llevar, por favor.

Al recibir mi café y pagarlo, salgo del establecimiento y decido tomar un taxi a casa, me quedo mirando por la ventana y mi celular vibra en mi bolsillo.

¿Quien podría ser?

Antes de contestar me fijo de la hora.

02:37 Am.

Contesto y al terminar la llamada le digo al chofer que cambie de dirección.

Al fin una buena noticia.

El Diario De Michelle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora