Because it's you

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Preparé el desayuno como lo marca mi lista de deberes y lo llevé a su habitación. Él se encontraba una vez más en el balcón dejando caer la brisa del amanecer en su rostro.

Observarlo se estaba convirtiendo en algo que me gustaba. Su rostro es hermoso, verlo de esa manera me hacía sentir bien.

- ¿Quiere que prepare el baño? - Dije acomodando la bandeja en la mesa de centro.

- Esperaré a Choi, puede retirarse. - Su voz era fría, más de lo normal.

- Puedo hacerlo. Es mi deber. - Refuté.

- Mi familia vendrá a comer. Si necesita algo dígale a Choi.

Giró su silla evitándome descaradamente.

- Prepararé el baño. - Sonreí y me dirigí a hacerlo.

- Debería regresar al hotel, tiene asuntos pendientes. Choi puede encargarse por hoy.

Su semblante era pesado.

- Es más fácil decir que no quiere verme y lo entenderé. Está siendo muy infantil.

Mi orgullo estaba herido.

- Precisamente, ahora que lo entiende, retírese.

Estaba molesto, su tono podía herir incluso a una piedra.

- El desayuno también apesta, tírelo.

Intentó tirar la bandeja y ocasionar un enorme desorden, pero lo detuve. Quería llegar al fondo de su berrinche apropiadamente.

- ¿Es acaso un niño? ¿Tiene cinco años? - Grité. - Si tiene algo que decir, hágalo, pero evite el drama.

Giré su silla hacía mí.

- Puede soltar su veneno, ansió eso. - Lo miré sin titubear.

- No quiero saber de usted en este momento, ¿es tan difícil entenderlo? ¿Tengo que besarla con repugnancia?

Empujó apartándome de golpe.

- Hágalo. Si ese es su problema, entonces hágalo. - Mis manos comenzaron a sudar.

- Estaré en mi estudio, evite molestar.

Todo mi cuerpo estaba tenso.

La enorme casa se encontraba en absoluto silencio, sólo podía escuchar el viento y las pequeñas aves que adornaban el jardín.

Estaba por terminar parte del proyecto para Bienes Raíces, al parecer Henry y Min Kyu se estaban encargando exitosamente de eso, no tenía que preocuparme por ahora.

Me preocupé del silencio que abrumaba en el estudio y me arriesgué a visitar al sujeto insípido. Abrí lentamente la puerta y me encontré con una agradable vista.

Dormía plácidamente en el sofá.

Me adentré a acomodar la silla que estaba a una distancia preocupante y recoger el enorme almohadón.

Pude apreciar su rostro detenidamente, era hermoso, tan cálido que mi cuerpo se estremecía.

Sus labios a simple vista se veían pequeños, incluso se podían apreciar sus hoyuelos, parecía un hermoso ángel.

- Con un rostro así, ¿Quién podría decir algo por tu temperamento sofocante? - Musité.

Podía llevarme todo el día valorando su belleza, pero tenía que preparar la comida para su familia. Aunque no quería hacerlo, soy pésima en la cocina, a pesar de no recibir ninguna queja de su parte por lo espantoso que puede quedar, sabía que su familia no será así.

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