Recuerdos

48 3 2
                                    

Me encontraba perfectamente en una situación fuera de control dentro de mi habitación, pensando mientras escuchaba que ningún solo mensaje llegaba, teniendo las redes sociales plagadas de personas, varios me gusta y reaccionaban a lo que publicaba pero ningún saludo de absolutamente nadie.
Miraba al suelo, miraba el techo y empecé a notar el silencio, nunca me había sucedido. Mi mente me estaba gritando, si tan solo pudiese callarla. La situación me llevo a buscar fotos y cartas guardadas aferrándome a la ilusión de que aquello no se convirtiera en recuerdos fallidos, decepcionada por lo acontecido, tome aquellas malditas promesas y me dispuse a quemarlas esperando calmara la angustia.
¿Adivinen? no funciono, entonces llore, las lágrimas eran la salvación.
Todo se fue como el humo esparcido de los materiales ya calcinados, no desaparecieron, se transformaron. En los sentimientos pasa lo mismo, ¿por qué? cuesta aceptar tanto el cambio, ¿qué pasa?

-La musa de nuevo viene a mi, dije en sarcasmo.

Ella venia me sujetaba y causaba tal dolor pudiéndolo arreglar escribiendo.
Era eso o tener la escena de una suicida en potencia, era difícil hacerlo tan emocionante, trágico, como suele ser, pues no había absolutamente nadie para ser salvada. Nadie derramaría una sola lágrima por mi, ni se quedarían consternados, tan basura me sentía en el momento, que decidí no hacer nada, con mi mala racha en estos días lo único al provocar mi muerte sería reencarnar o alguna cosa de esas.
Decidí quedarme quieta y pensar dónde habían ido mis ilusiones, la voz que salia sin quebrarse, todo rondaba sin parar, se esfumaron las ganas de hacer reír a las personas, tocarles el corazón cuando necesitaban que alguien estuviera para ellas, ¿ayudar? no tiene sentido alguno, aquí estoy y mis propios consejos, serenidad me abandonaron, flotando a la nada.

- Tranquila, resiste un poco más.

Escuche una voz lejana, ¿qué paso?
Mientras alguien me ayudaba acomodando mi almohada, estaba confundida, ¡auch! exclame, al mover mi muñeca. Logre a penas abrir los ojos, estaba en una habitación, con objetos de hospital.
-Pero...cómo... susurrando
No me había intentado suicidar, ni nada, yo estaba en mi habitación.
Confundida quería preguntar pero solo observe un gotero, que hizo me durmiera, antes de hacerlo profundamente escuche algo.

- Ella estará mejor conmigo, nadie la cuidara como yo, nadie debe enterarse que esta aquí o se la llevaran y.....

- Pero Marcos estas fuera de si, traerla, aquí, ella ni siquiera sabe que existes.

- Encárgate de que mejore, unos meses dormida y estará mejor, nadie la cuido como lo merecía, así que...

<<Empecé a estar en una clase de casa con cortinas rojas, era cómodo y hermoso, me sentía tan relajada, no había desesperanza, este lugar maravilloso, podía escribir y ser libre de mis ataduras y apegos.>>

En proceso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora