Aquella noche entendí que no me veías de la misma forma que yo a ti.
Estábamos ambos en la oscuridad, siendo alumbrados por la tenue luz de las velas que encendí para ti. Tal vez supusiste porqué estaba ahí, o lo que significaba esa rosa. Y, aun así, decidiste quedarte a escucharme.
Temerosa tal vez de lastimarme, no me diste la oportunidad de confesarte mi amor. Y mirando a otro lado, dijiste que ya amabas a alguien más.
Y no sabes cuánto me dolió. Sentí una punzada profunda en el pecho y mis ojos ardían, amenazando con dejar escapar las lágrimas.
Respiré profundo, me mordí la lengua y me obligué a callar mi sentir. Después de todo, estoy acostumbrado a ello.
«—¿Quién es? —»
Pregunté por inercia, sin pensarlo. ¿Qué me importaba el nombre de aquel que te había robado de mí?, ¿qué podía hacer contra él más que perder?
Esa fue la primera vez que odie a alguien. Odie a alguien que ni siquiera conocía. Lo odie porque lo amabas a él y no a mí.
Te entregué la flor de igual forma, importándome muy poco tú latente rechazo, pues, aunque en tú corazón ya había alguien, en el mío solo estarías tú.
Recuerdo que te besé en la mejilla, dando así mi firma de rendición. No te molestaría nunca más con mi amor.
Pero... ¿Por qué eres así, bichito?
Se supone que después de eso me mirarías con lástima, para así matar mis esperanzas. Me mirarías con dolor, compadeciéndote de mí. Me mirarías como lo que soy, un simple amigo...
Pero en vez de eso, ¿qué recibo?
Un sonrojo.
Un hermoso tono carmesí en tus mejillas, ¿yo provoqué aquello?, ¿realmente había sido yo?, ¿o ya me había vuelto loco?... Más de lo que ya estaba por ti.
Me marché al instante, controlando mis impulsos de volver a besar tu mejilla y ver si aquel color aparecía de nuevo. Controlando mis ganas de decirte que tú también me amabas pero que aún no te dabas cuenta o que simplemente tratabas de negarlo.
Mis esperanzas no murieron como yo creí que harían. No hicieron más que crecer.
¡Yo había provocado eso en ti!, ¡tu corazón latió con fuerza como el mío!, ¡te sentiste nerviosa con mi cercanía!, tú corazón había sido mío por un momento, y yo era infinitamente feliz con eso.
Y ocurrió de nuevo, me volví a enamorar de ti.
¿Acaso era posible enamorarse una y otra vez de la misma persona?, si, y yo era testigo de eso.
Y gracias a eso no me rendí, supe sin embargo que sería más difícil de lo que ya era. No me importó. Porque si la recompensa de todo mi esfuerzo era tenerte conmigo valdría la pena esperar lo que fuera. Incluso si era mi vida entera.
Seguí con mis halagos, con mis detalles, con mi amor... Pero tú parecías exasperada con cada detalle. Cómo si todo eso te molestara de alguna forma.
¿Te molesta que te profesen amor?, ¿O te molesta que quien lo haga sea yo?
Trate de ignorarlo, pero tus rechazos eran realmente dolientes. Me dolían como el infierno. Y aun así mírame, sigo asiéndolo, como un maldito loco adicto al dolor.
Pero ¿sabes qué, bichito? No me importa... No me importaba. Creí que todo era cuestión de tiempo y que tardé o temprano me notarias... Pero no lo hiciste... O al menos no a Chat Noir.
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Bye, Bye Ma Petite... Coccinelle.
FanfictionVerte todos los días era la cosa más hermosa que podía pasarme. Tu sonrisa era capaz de hacerme sentir mejor. Tu mirada hacia que me sintiera protegido. Y tu voz pronunciando mi nombre, Dios... Eso era magia. Eras aquella fuerza que me mantenía de p...