Nuevamente había despertado con el miedo plasmado en mi cuerpo; podía sentir el sudor en cada centímetro de mi. Las últimas noches habían sido así.
Podía sentir esas manos recorrerme sin pudor hasta posarse en mi cuello y apretar con tal brusquedad digna de una pesadilla. Temía despertar en las noches.
No tenía idea si era un trauma que mi misma mente había creado;tanto tiempo solo y aún no puedo acostumbrarme a estarlo..
Luego de una larga ducha, salgo en camino hasta la casa de mi mejor amigo.
Toco la puerta en dos suaves golpeteos y ya oigo sus pasos.— Hola, JiJi.— saluda mientras acomoda su mochila, que al parecer había roto, como todo lo que toca.
— Tan temprano y ya haciendo desastres, Nam?— Reí, mientras esperaba a que terminara.
— Juro que no es mi intención, sale solo. — También esboza una leve sonrisa y comienza a caminar a mi lado.— Como estuvo tu noche esta vez..? — Ya sabía de mis traumas, por lo que lo resumí en arrugar mi nariz y desviar la mirada, mientras mantenía mis manos en las tiras de mi mochila. — Umh, ya veo.. Realmente no irás al psicólogo que te recomendé? Él es muy bueno, pese a lo joven que luce, además no eres el único que tiene es—
— Nam.— lo interrumpí, aún sin mirarlo.— No gastaré dinero que no tengo, en cosas sin sentido como esas, déjalo ya.— Me limité a contestar, observando la calle a lo lejos.
— Pero, JiMin. En una de esas y hasta te ayuda a dejar de decir que eres hetero cuando claramente los hombres pueden ponerte en cuatro con solo mirarte.— Solté una carcajada y voltee a verlo al fin.
— Me gusta creer que no soy tan fácil. Pero vale. Pensaré en ese punto. Aunque no sé para qué quiero un psicólogo si ya te tengo a ti. — Sonreímos a la par, antes de notar como tomaba su celular y caminábamos minutos sin hablar; yo inhalando el aire puro y tan enriquecedor gracias a la cantidad de árboles en la zona, y él, enviando audios a no sé quién. Un par de minutos más y ya nos encontrábamos entrando en el establecimiento.
— Va. Nos vemos a esa hora, entonces.— Musita por último Nam, antes de guardar su celular y sonreír en mi dirección; dejándome devolverle el gesto.
— Hey, chicos.— Volteamos a ver a nuestro solcito acercarse casi corriendo a nosotros.
— Cómo esta la alegría de mi vida?— Esboza Nam, pasando su brazo sobre el hombro de Hoseok, sin dejar de caminar.
— Hola, Hobi. — Musito sonriendo en su dirección a lo que me guiña un ojo y relame sus labios. Le encantaba ponerme nervioso. Es de esos amigos que te coquetea por diversión, pero sobrepasa el límite de "diversión" y aveces parece que va en serio.— Deja eso, idiota.— vuelvo a reír y se pasa a mi lado para abrazarme por la cintura y besar mis cabellos.
— Cómo está el niño más lindo de toda esta escuela?— Pregunta, sin dejar de verme con su característica sonrisa.
— No más lindo que tú, pero bien.— Ríe y alborota mis cabellos.
— Park..– Musita en forma de saludo pasando a un lado de nosotros, un chico del aula b, al de Nam y Hoseok.
— Jackson..— Sonrío en su dirección y me quedo observando el perfecto físico que se cargaba ese hombre, mierda.
— Uy, a ver cuando te consigues amigos de tu edad, "Park"..— Habla Nam, haciendo cierta burla en aquel énfasis, mientras que Hoseok solo se limita a arrugar su nariz, sin dejar de ver al chico que ya iba dos salones delante nuestro.
— Esos me aburren.. Y claramente no encajaría con ellos cuando son tan.. Irritantes. — Aclaro, alejandome un poco de ambos chicos, para pararme frente a ellos, notando la clara diferencia de altura que me llevaban ambos. Sonrío para ellos cuando una nota de disgusto se plasma en sus rostros por igual; como si los años que llevaban de amistad, se reflejaran en sus acciones sincronizadas.