Empieza!

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Vuelve a sonar la campana para despertar como todos los malditos días desde que me internaron en este lugar, aun sigo atada con la camisa de fuerza que ya me acostumbre a tener puesta y seguramente la enfermera no tardaba en llegar, de seguro traerá con ella el desayuno y las pastillas que me receta el psiquiatra para mi supuesta esquizofrenia.

Malditos todos! Aun no puedo creer como lograron acabar conmigo tan fácilmente.
¿Se puede llamar familia a las personas que han echo de ti una mierda toda tu vida?
Porque fueron ellos quienes me internaron en este lugar y de seguro compraron a quizás cuantos médicos corruptos y sin moral para que me mantuvieran aquí encerrada.
Porque aun que ellos digan lo contrario, yo no estoy loca! nunca lo estuve!
Durante estos cinco años que me mantuvieron encerrada, pensé durante muchas noches ¿como salir de aquí? ¿como recuperar mi vida? Pero hasta hace poco logro entenderlo. Nunca tuve una y llego la hora de conseguir una propia.

—Buen día Post! ¿Como estas hoy? Veo que bastante tranquila, creó que hoy podrás salir al jardín, y sin necesidad de esa camisa.
Traje tus pastillas y un rico desayuno, te liberare para que puedas tomarlas.

Anastasia era la enfermera que me atendía, era bastante amable y la única en este lugar que sabia que no estaba loca y que estaba retenida ahí encontrar de mi voluntad. Ella lo presentía, lo vivía conmigo, se había convertido en una especie de madre para mi o al menos eso creía, no tengo mucha idea de lo que es tener una.
Cuido de mi durante estos años, nunca me forzó a tomar esas malditas pastillas que me mantenían adormitada y fuera de mi durante horas, había sido la única que había escuchado mi historia y lidiado con mis demonios, con los mas débiles, esos que ella podía controlar.

No estaba loca como todos decían, pero mi frustración y rabia por toda mi situación me hacían perder el control de forma aterradora, mi familia sabia como provocarme, conocían mi talón de aquiles porque ellos mismos lo habían creado.

Anastasia me ayudo a tener control de mi misma, me daba terapias que los malditos médicos del psiquiátrico no, me enseño a ser fuerte, a leer a las personas, a entender y analizar minuciosamente cada situación, me enseño como actuar con prudencia, me enseño a dominar mis demonios antes de que ellos me dominaran a mi.

Le debo todo lo que soy!

Además de eso me mantenía informada de todos los movimientos de mi familia, me traía periódicos y notas donde se hablaran de ellos, consiguió una computadora para mi sin que los superiores se enteraran, por ahí podía mantenerme comunicada con el abogado de la familia.

Rodrigo había sido el abogado de mis padres por muchos años, luego de todo lo que ocurrió Rodrigo insistió en protegerme tal cual como le había prometido a mis padres que lo haría, pero mi familia se encargo de buscar formas para despedirlo y sacarlo de en medio como fuera.
Mis padres habían construido un gran imperio, papá era un gran empresario al igual que mamá y juntos fundaron la cadena hotelera más grande de nuestro país y muchos países alternos, eran dueños de Toscana Langford.
Adquirieron un gran capital, que crecía con los años.

Recuerdo cuando papa me llevaba con el al trabajo, era un gran hombre, amaba lo que hacia y cuidaba de sus empleados como un gran tesoro, decía que tenía que cuidar de las personas que trabajaban para el porque eran el motor de sus hoteles, era querido por todos.
Y ni hablar de mamá era hermosa, muy hermosa! Su piel se tornaba dorada y su cabello largo en hondas cubría sus espalda, era imponente y elegante, sus ojos eran claros y trasmitían la tranquilidad que cualquier alma perturbada necesitaba. Sus facciones no eran del todo finas pero iban muy bien con su rostro, su sonrisa hacia que sus pómulos crecieran y se marcaran hermosos hoyuelos en sus mejillas, su cuerpo era digno de dioses, tenia curvas pronunciadas que llamaban la atención donde quiera que llegara, eras dulce y educada, pulcra al hablar, era fuente de amor para cualquiera.

Muchos decían que tenia un gran parecido a mamá, otros que era muy parecida a mi padre, pero yo sabia que tenia cosas de cada uno, los ojos de papá era igual a los mios, eran oscuros muy oscuros, mamá decía  que teníamos la misma mirada, y las mismas expresiones, en carácter eramos muy parecidos y era cierto nos entendíamos muy bien. De mamá había heredado sus curvas pronunciadas y su sonrisa junto con sus grandes pómulos, nuestro cabello era el mismo, el tono de piel era igual, papá decía que cuando el sol nos tocaba parecíamos oro.

Los amaba tanto! nos amábamos tanto! Realmente eramos felices, aún me sigo preguntando ¿Que sucedió? ¿Porque todo había acabado de esa forma?

No tenia idea de lo que había sucedido y la duda me había carcomido durante años, pero ahora tenía que descubrirlo y estaba segura que lo lograría, me había preparado para eso, ya estaba lista, así que ya había llegado el momento. Me sentía asustada, tenia miedo, pero no temía enfrentarlos a ellos, temía  enfrentarme a mi misma, porque no sabia cual de mis lados sería mas fuerte.

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—Espero les este gustando, no es nada cliché, no quiero aburrirlos, les prometo una gran historia, no se imaginan lo que viene,  lamento si no esta tan bien redactada, soy nueva en esto y apenas estoy aprendiendo, pero prometo mejorar pronto y actualizar cada semana, gracias por leer—   Majo♥ 

El día de tu muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora