¡No voy a ir a ningún jodido hospital y tú no puedes obligarme!

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Capítulo 51

-No he cambiado nada, tú entendiste mal -se trató de explicar, cómo si yo fuera una imbécil y me dejaría convencer. Simplemente lo ignoré y me encerré en el baño. Lo sé, demasiada falta de originalidad de mi parte. Pero no sabía que más hacer. - ¡Sal de ahí!

- ¡No me hables! -grité, conteniendo la risa.

El panorama era gracioso, ridículo y tonto al mismo tiempo.

-Sam... ¡Voy a... Voy a tirar por la ventana todos los dulces que están en la cocina! -amenazó. Yo me quedé de piedra. Oh, no él no sería capaz.

- ¡No te atrevas a meterte con mis dulces o me aviento de la ventana! ¡Me voy a matar! -grité de nuevo, como toda una desquiciada. Escuché las carcajadas de Tyler. Está bien, acepto que fui muy ridícula.

-Como quieras -escuché como se alejaban sus pasos.

¿Se va a ir así nada más? Que peste, pensé que se iba a quedar peleando conmigo un rato y tratando de convencerme de que no me dijo fea y envidiosa. Así que me quedé encerrada en el baño como si fuera el lugar más divertido del mundo, solo porque no quería que él ganara y si yo salía él iba a ganar.

Me senté en la tina pensando en que iba a hacer ahí metida. Yo había esperado que él me dijera más cosas, que me pidiera perdón y después salir y ya, todos felices. Pero no, él solamente me estaba ignorando. La manija se empezó a mover sola como si estuviera poseída y de pronto se abrió. Tyler entró con cara de pánico y detrás de él una espesa nube de humo se metió al baño.

-necesito que me ayudes -me pidió rápidamente. Yo salté asustada de la tina y caminé con él hasta la cocina. -Est... Estaba tratando de cocinarte un pastel y no sé qué paso... De repente empezó a quemarse. Y yo no hice nada mal, lo juro.

-oh, Tyler -me quejé y rebusqué por el apartamento un extinguidor. Él se puso unos guantes ridículos, abrió el horno y sacó un plato con una masa carbonizada que seguramente era el "pastel" que me había tratado de hacer.

Tomé el extinguidor y lo apreté llenando todo en la cocina de la espuma, o lo que fuera esa cosa blanca que salía, incluyendo a Tyler.

-"hazle un pastel, es muy fácil" fácil, mi culo.

Aventó el plato con furia a la basura y se quitó de la cara la espuma. Y yo empecé a reír de esa manera ridícula porque mi Tyler era el chico más tierno del mundo.

Me quería hacer un pastel de disculpas, se le quemó, es cierto. Pero la intención es lo que cuenta. Y su intención era preciosa.

-Perdóname por favor, de verdad no te quise decir fea ni envidiosa -se acercó a mí y mi corazón se apretó. Lucía tan adorable que realmente lo hubiera perdonado hasta por destruir el mundo si me miraba de esa manera. -Sabes que yo pienso que eres la chica más hermosa de todas... No me gusta que estés molesta conmigo, aunque te pongas toda bonita cuando te enojas... Yo solo pensé que quizás podrías platicar un poco con Aylen, ella de verdad estaba destrozada.

-Está bien, voy a tratar de platicar con ella -susurré sin estar del todo convencida.

Él sonrió abiertamente y se acercó a mí para abrazarme, y yo lo acepté con mucho gusto a pesar de que estaba lleno de la cosa blanca.

Voy a tratar de platicar con ella, claro que puedo hacer eso, pero si me muero por algún coraje va a ser todo culpa de ella y de Tyler. ¿En qué estaba pensando él cuando le ofreció mi amistad? Seguramente ni siquiera estaba pensando, como siempre. Tyler solo me ofreció libremente, como si yo fuera cualquier amiga de caridad que se presta a consolar putas cuando salen embarazadas. No es mi puta culpa que ella le abra las piernas a cualquier hombre que se le pasa por enfrente. Tuvo suerte que fue un embarazo y no una enfermedad como herpes o gonorrea.

The Bucket ListDonde viven las historias. Descúbrelo ahora