Un; premier jour

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A.S.


La mañana había anunciado su llegada tan fría como normalmente lo era en Londres; las nubes grises rondaban por el cielo y el ruido de la gente comenzaba a hacerse notar.

El típico sonido de "beep beep" de la alarma comenzó a retumbar entre las cuatro paredes de la habitación, despertando así al dueño de la misma. El pelirrojo estiró su brazo, tomando su teléfono celular y acallando el sonido con un simple toque. Bostezó y se sentó sobre la almohada, tallando sus ojos con las manos hechas puños, como deseaba que la alarma no hubiera sonado o que su madre entrará por la puerta de su habitación —pues claro, ni modo que por la ventana— diciendole que no podría llevarlo y se quedarían en casa por "x" o "y" razón.

Como era de esperarse, nadie entró a su habitación, por lo que se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño a saciar sus necesidades fisiológicas y asearse. Tomó su uniforme y lo colocó algo desordenado para verse más cool —según él, para su madre solo parecía un vagabundo—. Tomó la mochila que descansaba sobre el escritorio, intacta desde el día anterior, y salió de su habitación en dirección a la cocina.


— ¡Alexander! ¡el desayuno ya-! —su madre se interrumpió al verlo parado en el marco de la puerta—. Oh, ya estás aquí.


El menor rio y tomó asiento frente a ella, comenzando a comer. Una vez que terminó de comer, se levantó y le dio un beso en la mejilla a su madre, retirándose de allí. La mujer lo observó partir y volvió su vida al plato vacío que estaba enfrente, suspirando lo tomó entre sus manos y lo llevó al fregadero. Su pequeño nunca iba a cambiar.

El chico abrió la puerta de su salón de clases y entró lentamente. Pasó a todas las personas hasta llegar al asiento junto a su mejor amigo, Freddy.


— ¿Fred, qué tal?— Preguntó, sentándose y dejando la mochila reposar tras de él.


— Meh, nada nuevo—. Hizo un gesto con la mano, restándole importancia, pero poco después pareció arrepentirse de su respuesta—. Bueno, realmente sí. La bola de chismosas dicen que viene un chico nuevo.


— ¿Un chico nuevo?— El moreno asintió, para después recargar su rostro entre sus puños—. ¿Y a mi qué me habría de importar? ni que fuera el hijo del presidente.


— Pues dicen que es lindo—. Contestó Freddy, alzando las cejas sugerente.


Vale, dejemos algo en claro. No era que el pelirrojo fuera gay, pero como nunca le ha atraído ninguna chica —según él, la verdad en algún momento le gustó la hija del director— su mejor amigo decía que seguramente bateaba para el otro lado.

El menor le dio un golpe en el hombro, recibiendo una falsa disculpa entre risas. Rodó los ojos y dirigió la mirada a la puerta.


— Y bueno, también dicen que viene una chica, rubia y hermosa—. Susurró.


— Ah, que bien—. Murmuró.


— ¿Ves que si eres gay? cualquier otro chico se habría emocionado por una rubia linda.


— Las rubias son tontas, no son mi tipo.

 

A Silent Love Story  /Fonnie/Where stories live. Discover now