Deux; un frère jaloux

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B.H.


El chico se removía intranquilo en el asiento de copiloto, pasando su vista hacia su mochila, el frente y la ventanilla, intentando encontrar algo que cesará los nervios que sentía, aunque realmente, ver tantas personas hablando, autos de aquí para allá y el ver como poco a poco su nueva escuela quedaba frente a él, no lograba calmarlo. Finalmente cuando su padre estacionó el auto frente la gran puerta del edificio, diciendo que ya habían llegado —aunque eso era bastante obvio—, el menor sacó de su mochila aquella libreta dorada donde había escrito una corta presentación con una impecable ortografía y caligrafía.


— Bonnie,— su padre lo llamó.— recuerda que si alguien te hace daño, puedes hacermelo saber y yo mismo te haré una sudadera con su piel.


El menor asintió, soltando una respiración entrecortada, lo cual era su manera de reír. El mayor acarició la mejilla de su pequeño.


— Mi bebé—. Susurró, aún pasando sus manos por la mejilla del contrario.


— Papá, no es por arruinar el momento. . .— habló Lance desde la parte trasera del auto—. Pero Bonnie y yo tenemos clases.


— Oh, claro—. Sonrió—. Los amo, bebés.


Y con un beso en la mejilla, cada uno se despidió de su padre, saliendo del auto y comenzando a caminar. El menor jaló de la manga del saco de su hermano, llamando la atención de este.


"¿Papá siempre es así al despedirse?" Movió sus manos con agilidad.


— No, solo por que el tesoro de la familia tiene su primer día de escuela—. Contestó, revolviendo los cabellos morados del menor, causandole una risa bastante adorable—. Él te ama—. Sonrió, volviendo la mirada al frente—. Vamos a ir a la dirección para que te lleven a tu salón.


El menor asintió, aún sabiendo que el mayor no le veía, y caminaron hasta la oficina del director de la escuela. Brian se sentó afuera de la oficina, esperando para que su hermano saliera y le dijera donde era, o en su defecto lo guiara.

Después de unos minutos, el rubio salió y tomó la mano del más bajo, comenzando a caminar hasta su salón, donde el menor observó la puerta de madera sin saber si tocar o esperar a que la abrieran.

Sintió un toque en su hombro y se giró, viendo a su hermano agacharse a su altura y acariciar sus hombros con una sonrisa reconfortante.


— Brian, no todos somos como en tu anterior escuela—. Empezó—. En este mundo hay gente mala, pero tú decides si quieres que lo que digan te afecte. Si alguien te dice algo hiriente, tú solo asiente, no lo mires mal, no le insultes, dejalo pasar—. Acarició la mejilla del menor, notando como sus ojitos rojos comenzaban a cristalizarse—. Eres especial, tú eso ya lo sabes, pero ellos son simples y normales. Tú tal vez no puedes hablar, pero aquel que hace daño por eso, tiene rotos el corazón, — señaló el pecho del menor con su dedo índice— y el cerebro—. Rpitió el proceso con su cabeza—. Eres muy especial, no dejes que te afecte, ¿bien?


El menor asintió, abrazando a su hermano, quien le dio un beso en la frente para después separarse y hacerlo prometer que no dejaría que nada lo dañe y seguiría sonriendo para él.

A Silent Love Story  /Fonnie/Where stories live. Discover now