Capitulo I

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Un Chica Normal y un Extraño Chico

En una escuela normal, con estudiantes normales, se encuentra una estudiante no tan normal, ella guardaba un secreto muy obscuro, tan obscuro como la noche.

Roshell Crosswell, una joven de apenas 16 años de edad, de estatura un poco alta, cabello negro con las puntas rojas, unos hermosos ojos verdes tan llamativos como un par de esmeraldas y algo muy particular, sus colmillos eran más largos de lo normal. Se encontraba en su salón. Sola. Era normal verla así, a nadie le extrañaba, sabían que era una persona solitaria, seria y callada, nadie sabe lo que oculta tras esa mirada vacía; solo un puñado de personas lo conocían.

- ya es hora de irnos- dijo un chico que estaba entrando al salón de la chica. Era apuesto, alto, de cabello negro y de ojos grises.

- tardaste demasiado idiota, crees que tengo todo el día para esperarte? Tengo asuntos que hacer Leonardo.- le contesto la chica tan fríamente como era su costumbre.

- Claro, tú y tus... Costumbres.- hablo el chico con su característica voz grave, e igual o mas serio que su hermana.

- No hables sobre eso aquí Leonardo- hablo la chica saliendo del salón junto a su hermano que solo rodó los ojos siguiéndola. Una vez fuera en la entrada se encontraba otro chico esperándolos, este otro era un poco más alto que Leonardo, de cabello rubio obscuro, de ojos azules y muy sonriente, respondía por el nombre de Alexander, pero para sus mas allegados amigos era Alex.

- Al fin! Tardaron mucho, ya me muero de hambre.- dijo el chico sujetándose el estómago.

Así se fueron los tres hermanos Crosswell a su casa que no se encontraba tan lejos del colegio, vivian solos ya que su madre siempre se encontraba en constantes viajes debido a su trabajo, pero siempre se mantenía al margen de los actos de sus hijos, o eso pensaba. Una vez dentro de su hogar se fueron a sus respectivas habitaciones. En la habitación de Roshell se encontraba esta frente a un espejo, se miraba a si misma seria, como si quisiera borra algo así misma poco a poco descendió su mirada hacia su cuello que estaba decorado con una sencilla pero hermosa gargantilla, ahí dejo posada su mirada, llena de odio y tristeza, con cuidado retiro su gargantilla dejando ver una terrible cicatriz a un costado de su cuello, era grande, lo suficiente como para que la cubra aquel collar y no sobresaliese. Con sus dedos toco la cicatriz, con este acto le trajo miles de recuerdos y el como obtuvo esta mancha para su cuerpo, así es como ella la definía, una mancha que marco su vida y siempre le recordara aquel error y algo más.

Llena de furia rompió el espejo de un puñetazo, no le importo que se allá cortado y gotee su mano con pequeñas cortadas en ella, solo se tiro en su cama a llorar, y llena de tristeza y rencor callo en los brazos de Morfeo, pero no para tener buenos sueños, si no terribles pesadillas...

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Eran aproximadamente las 10:00 pm y aquella chica se levantó con un poco de pereza, bostezo y se dirigió a su cómoda de donde saco un pequeño botiquín y limpio las heridas de su mano para finalmente vendarla. Observo por un momento su mano con una mirada perdida, luego se dirigió a su closet para sacar una gabardina negra y una gran caja del mismo color de madera, se colocó de nuevo su gargantilla y también la gabardina. Abrió la gran caja rebelando un par de Catanas muy afiladas en sus fundas, tomo una y la coloco en su espalda. Salió tranquilamente de su habitación rumbo a la cocina, ahí se encontró con Alex.

- Te iras de nuevo?- pregunto con inocencia el joven de 18 años, la miro con algo de tristeza y suplica tratando de decir con la mirada que no se valla.

LOS CROSSWELL. El Secreto De Un Corazón MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora