Elliot estuvo casado pero no tuvo hijos en su anterior matrimonio, después de años de conocerse deciden enfrentar sus sentimientos Ell y Olivia, ahora viven en su feliz matrimonio junto a su pequeño Noah.
Olivia bajaba por las escaleras para encontrarse con su amado Elliot, irían a festejar su 7mo aniversario. Después de todo lo que tuvieron que pasar y de al fin decidir estar juntos no podía creer que ya habían llevado 7 años de matrimonio.
Elliot por su parte estaba embobado de ver a su mujer bajar por esas escaleras y que ella luciera tan hermosa como siempre, 7 años de matrimonio pero toda una vida de conocerse y esa mujer lo seguía poniendo nervioso.
Se miraba tan hermosa con ese vestido azul ajustado a su cuerpo, resaltando cada curva de este y ese hermoso escote que traía iba a ser su muerte esta noche, su cabello en ondas y ese flequillo que recientemente se dejo, una diosa, su diosa.
Aun no podía creer que podía llamarla suya, jamás pensó que ese sueño se haría real, eran tan cerrados a sus sentimientos, a no querer expresarse de ninguna forma que se amaban hasta que un día sucedió.
Ocho años atrás...
Elliot tenía ya un año divorciado y ni él, ni Olivia eran capaces de reconocer lo que sentían hasta que un día en su departamento, en el sofá para ser exactos sucedió la magia, el amor fue mas fuerte que todo, no podían seguirse reprimiendo lo que sentían e hicieron el amor, no fue sino hasta los dos meses que Olivia decidió hablar de lo sucedido esa noche, todo por que su amor había dado fruto, estaba embarazada, lo siguiente de tener al bebé fue la boda y ahora es el hombre mas afortunado con un hermoso niño de 7 años y una mujer de la cual siempre estuvo locamente enamorado y estará por lo que resta de su vida y esta seguro que también en la eternidad.
No me mires como si nunca hubiera usado un vestido o me hubieras visto arreglada.- dijo Olivia sonrojándose un poco y encontrando con un beso a Ell.
Como pretendes que no te mire así, cuando luces tan perfectamente hermosa, solo mira que bella eres.- dijo Elliot dándole una vuelta, tengo tantas ganas de quedarme en casa ahora.
No, me prometiste una cena y me llevaras a la cena.- dijo Liv sonriendo.
Claro, claro vamos antes de que me arrepienta.- dijo Elliot dirigiéndose al auto, abrió la puerta de Liv y después entro él y se dirigió al Restaurante.
Al llegar los recibió un atento mesero que los dirigió al lugar que Elliot reservo para ambos, el lugar estaba hermoso velas decorando, flores por todo el lugar y una mesa en el centro del pequeño espacio, solo para ellos dos.
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Olivia estaba maravillada, volteo a verlo sonriendo y deposito un pequeño beso en sus labios.
Después de cenar y comer sus postres se quedaron conversando y recordando cada momento de su relación.
Puedo recordar lo celoso que siempre eras cuando alguien se acercaba a mi a si que ni me culpes de las pocas veces que te cele Stabler.- dijo Liv con una sonrisa.
Bueno, no me culpes, odiaba la idea de otro hombre cerca de ti, alguien que no fuera yo, aun no puedo creer que tengo a mi pequeño campeón Noah, y a la mujer mas maravillosa, dueña de mis sueños y de mis fantasías dijo acercándose a darle un beso.
