Narrador omnisciente.
Ninguno de los dos podía evitarlo; la temperatura en la habitación era elevada, y el problema en los pantalones de ambos jóvenes lo estaba aún más; cuerpos sudorosos, cabellos desordenados y respiraciones agitadas era lo que se podía percibir en aquel cuarto. Ninguno de los dos aguantaba más. Solo había un problema: ¿Cómo Sehun podía quitarle la virginidad a un pequeño de 12 años? Que además de todo, era su hermano. Se sentía enfermo de solo pensar aquello.
Pero, por otro lado, no quería dejarlo allí, con tan dolorosa erección entre sus pequeñas y apetitosas piernas; pues, después de todo, él había sido el culpable, ¿No? Así que, le compensaría aquello. No le quitaría la virginidad; no le quitaría la inocencia que todavía le quedaba a su pequeño. No ahora. Así que, lo menos que podía hacer era darle un buen baño de agua fría.
¿Qué? ¿A caso creyeron que el mejor hermano mayor le daría una mamada? ¿Que haría que se corriera en su boca? Oh, no, no; él era respetuoso en su no tan secreta relación incestuosa con el pequeño Kyungsoo, y entendía que no era la hora de hacerlo tener su primera vez. Aunque eso fuera lo que más deseara en el mundo.
El mayor dio una gran bocanada de aire, y, con sus dientes apresando su labio inferior, tomó a su hermano en brazos, dirigiéndose al baño de la habitación. Kyungsoo lo miraba confundido, pues la serenidad en el rostro de Sehun no era normal, a pesar del gran bulto que se reflejaba en sus pantalones, el cual debía doler como los mil demonios.
El siguiente movimiento fue dejarlo en el suelo, mientras lo despojaba de su ropa; lo hacía lento, sin prisa, y sin siquiera mirarlo a la cara.
— No haré lo que piensas, solo quiero que tomes un baño, ¿Sí? Ahora no es el momento correcto, pequeño. — Besó su frente, con una amable sonrisa dibujada en su rostro.
El ojigrande lo entendió; y, por un lado estaba aliviado de no haber hecho eso con su hermano, pues creía que era algo precipitado, y lo que menos quería era tener que hacerlo solo por una simple calentura, y no porque él quisiera en verdad.
Sonrió, acariciando la mejilla de su hermano mayor, depositó un beso en sus labios y se alejó.
— Gracias, por no hacerlo, Hunnie. — Caminó hasta la bañera y, aún cuando el agua estaba tibia, casi helada, entró en ella, cerrando los ojos, mientras sus labios se fruncían inconscientemente.
Una sonrisa sacarrona se formó en la boca del más alto; mientras se sentaba sobre la tapa del retrete a esperar que el chiquillo saliera de aquel "refrescante" baño.
— ¡N-No te burles! Brr, está m-muy fría. — Su pequeño cuerpo temblaba, al igual que su mandíbula, haciendo chocar sus dientes, mientras se rodeaba a sí mismo con sus cortos brazos.
— No me burlo, solo que te ves adorable. — Arqueó su delgada ceja, sonriendo ladino.— ¿Ya bajó? Porque si es así, puedes salir ya.
El menor bajó la mirada con timidez, achinando los ojos para divisar su miembro por debajo del agua; dándose cuenta que, en efecto, la erección ya había bajado.
Rápidamente se paró, saliendo de la tina, importándole poco si mojaba el suelo. El agua estaba helada y no se arriesgaría a tener un resfriado.
Sehun se levantó casi de inmediato y tomó una toalla, envolviéndola en el cuerpo del niño, abrazándolo para darle más calor.
— Listo, ahora sí, podemos ir a dormir. Después de que te pongas la pijama. — Dejó un dulce beso en la comisura de sus labios y lo llevó afuera del baño, junto con la pijama que anteriormente le había quitado.
