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Desafortunado.

No habia otra palabra para describir a su novio. Ugh, incluso esa palabra le era irreal a Tom.

¿Cómo, y en que condiciones aceptó él juntarse con un noruego?

Tord estaba del otro lado de la mesa del bar, su mirada dorada parecian brillar a pesar de la baja iluminación. Los ojos de un felino, parecían, aventuraba.

"Ni se te ocurra." Tom gruñó entre dientes, dejando su botella vacía sobre la mesa con un golpe brusco, enfrentando al castaño.

Ninguno de los dos tenía idea de cuánto habían bebido esa noche, a pesar de que solo habian empezado hace unas horas. Si la vista borrosa era una pista a seguir, probablemente fue bastante.

"—Estamos solos." La voz de Tord apenas llegaba a sus oídos, confundida con el beat de la música.

No había forma de que lo pudiera convencer. Nunca.

"No voy a ir a la pista de baile." murmuró irritado observando el vacío de su botella de alcohol. Era muy ligero.

Como si fuera un niño, Tord hinchó sus mejillas. "Edd y Matt desaparecieron, vaya a saber uno donde, hace horas...No te van a ver. Por favor?."

Eso ya era singular, y Tom elevó una ceja. " [por favor], dices? Si que estas ebrio hasta la médula."

Su mesa no era lo suficientemente iluminada como para comprender cada gesto aunque estuvieran uno frente al otro, y las luces violáceas se la pasaban danzando en la espalda del castaño, donde la pista de baile se acogía. Tom sentía que si Tord se levantaba o movía, quedaría enceguecido con ellas.

A pesar de poder predecir las reacciones de su pareja, el estruendo de su carcajada lo descolocó un poco. "Tooom— vamos a bailar."

"Traeme otra bebida."

"Consíguela tú!" El castaño se movió hacía él, sin intención de levantarse. "¿Qué puedo hacer para convencerte?"

Tom sintió una mano apoyada en su rodilla, y miró de reojo, incrédulo.

"Ese truco ya no va a funcionar conmigo."

"Que? ¿Hacerte termin—"

"Cerveza." Lo interrumpió, apoyando el frío vidrio contra la piel blanca. Tord suspiró. "Trae una y lo pensaré."

El castaño se levantó, airoso, llevando una mano a su  cabello. "No lo harás, verdad."

Tom sonrió. "Nop."

Tord regresó con un par de marca. Al extender la botella, su sonrisa ladina develaba que estaba pensando en decir algo estúpido."Ten... Amor."

Tom hizo un gesto de disgusto. "Si vuelves a llamarme así, te destruiré."

El castaño de encogió de hombros. "Es lo justo."

Tord se sentó a su lado esta vez, el banco lo suficientemente grande para cuatro estaba solo siendo ocupado por ellos. Ambos se preguntaron brevemente donde estarían sus amigos.

"Ugh. Es la última vez que acepto venir con esos dos." El de orbes negros gruñó.

"Crees que se hayan ido al baño a—" Tord llevó su puño cerca de su boca en una moción constante. Tom gruñó de nuevo.

"NO. Y no quiero saberlo."

Ambos bebieron de la botella helada. A este punto, era más un mecanismo para la inhibición que un disfrute, pero no tenían intención de dejarlo.

Desafortunado (TomTord)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora