•°•°•❀•°•°•

918 152 100
                                    


Su mirada se perdía en el horizonte mientras caminaba. Su mente divagaba entre mil cosas de sus fastidisos pensamientos. Todo se veía tan igual, a pesar que ni siquiera estaba prestando atención a su entorno real.

Estoy bien.

Donghun no recuerda cuándo fue la última vez que se sintió de una manera diferente.

Habitualmente, desde que sus estudios profesionales habían comenzado y la presión aumentaba en su día a día, todo se había vuelto de esa manera.

Todo era una mierda.

Él era una mierda.

Todos los días era lo mismo. Abandonar su hogar para luego exponerse al exterior. Ese cruel exterior que lo tenía en una opresión innimaginable.

Para él, cada persona que se encontraba en su camino, era única. Cada persona poseía, según él, una belleza que se podía capturar desde lejos. Así fuera la persona, muy baja o muy alta, él podía encontrar belleza en todas ellas.

Pero no en él.

Donghun no recuerda desde cuándo su autoestima decayó tanto hasta el punto de ni siquera verse a un espejo. Él sabía que no era atractivo. Tanto para él como para las demás personas.

Por esa razón detestaba salir de su casa, porque podía envidiar la belleza de los demás y odiarse mucho más por no ser ni un poco atractivo.

Desde su vestuario hasta su rostro, todo en él era altamente repugnante. Él lo sabía. Nada podía verse bien en él, porque simplemente no había tenido la fortuna de las demás personas.

Por esa misma razón se encontraba ofendido en demasía cada que alguien le dedicase una mirada. Porque él sabía que lo estaban juzgando; sabía que podían ver en él todas las imperfecciones que ni siquiera podía ser capaz de verse a sí mismo; pero que las seguía teniendo.

Soy tan miserable.

──────⊹⊱✫⊰⊹──────

Todos los días era lo mismo. En su clase de Artes, un chico de cabellos castaños le miraba fijamente desde un asiento situado al lado de la ventana. Donghun no era capaz de devolverle la mirada sin embargo.

Aquel chico era realmente bello. No solo para Donghun, sino para todas las personas en general.

Tenía una estatura promedio, una tez clara realmente cremosa y suave, unos ojos expresivos bastante lindos, labios finos de un rosa suave que hacían un perfecto contraste con su piel. Y claro, una actitud sumamente hermosa que siempre se acompañaba con una dulce sonrisa capaz de descongelar el mismísimo Ártico. Y por qué no, también el corazón de Donghun.

Dios, ¡cómo amaba su sonrisa!

Sin embargo, Donghun se sentía bastante avergonzado cada vez que sentía su mirada sobre él. Tal vez era porque él podía señalar cada imperfección que poseía. Ya que él, al ser realmente perfecto podía simplemente burlarse de lo abominable que era este último.

Y no era de menos.

Para el chico de ojos tristes era demasiado definitivo que fijarse en alguien tan radiante como Park Junhee era, aparte de inaceptable, imposible.

Sabía perfectamente que el chico era realmente bello y que las declaraciones -tanto de chicas como de chicos- eran algo tan frecuente en su día a día, que hasta incluso podría llegar a fastidiarse. Pero lo que en realidad lo hacía pensar en las imposibilidades era que alguien tan abominable como él terminaría arruinando la imagen del otro, por no decir su vida.

Prejudice ❃ DongJun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora