CARTA DE VENUS

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Hola, Oswaldo.

No tengo ni la menor idea de cómo comenzar a escribirte, simplemente dejaré fluir:

Primero, agradezco todo. Y cuando digo todo, hablo desde tu presencia en el salón de clases, el apoyo a la hora de estudiar, las charlas de horas sobre películas, series, y todo aquello que mi boca floja soltaba. Fueron tantas cosas, que no llegaría a nombrar en este momento. Pero, quiero que tengas muy presente que no olvido nada de ti.

Tus ojos marrones llenos de afecto al verme y esa inocencia pura, fue el golpe mortal a mi corazón.

Si tuviera que describirte, Oswaldo, sería; espléndido. Un chico con grandes virtudes que te hacen ser una persona maravillosa en todo el sentido de la palabra.

Mi enfermedad fue algo que no esperé, se supone que uno muere cuando ya se cumple algún propósito en la vida... Yo aún no encontraba cual era el mío o siquiera haber disfrutado de ella. Es cruel si lo vez de algún modo, tienes una vida y de la nada un día que crees que será como los demás, te dicen que estás enferma y en otro segundo, te cuentan los días como una bomba de tiempo. ¿Acaso es un mal chiste? Pero, tiene sentido cuando encuentras a las personas correctas. Mi madre y tú fueron un complemento que endulzó cada día volviéndolos únicos.

Había leído una vez que la conexión entre personas era cierta, pero también eran tonteras por aquellos que lo creían. Te voy a contar un secreto, Oswaldo: cuando la vida te jode de un solo golpe, comienzas a creer lo más absurdo e ingenuo. Así que opino que tú y yo tenemos una conexión; llámalo almas gemelas, compatibilidad, afecto o Dios sabrá qué, pero lo había. Y sé que tú también lo sentías, porque con el simple roce de tus manos en mis dedos, el incondicional amor fue palpable.

Me acompañabas a todas mis visitas al hospital, sostenías mi mano, limpiabas mis lágrimas cuando ya no podía más, besabas mis labios cuando estos enmudecían por permitir que mi mente viajará a lugares sobre mi muerte inminente, y con tu boca volvías a traerme a lo que me quedaba de vida, recordándome que aún me quedaba algo que apreciar: a ti.

Ahora sabes que estoy enamorada de ti. Reí mucho cuando me dijiste que te dolía cuando yo hablaba de ese chico misterioso, y ahora que sabes que tú eras ese chico... reíste. Yo también. Pero vamos, fue divertido todo esto.

A pesar de que mi cuerpo estaba desgastándose a cada segundo mi corazón seguía latiendo por ti. Puedo jurarte ahora mismo que el día que parta de este mundo, me iré con la esperanza de verte en donde sea que nuestras almas vayan, y si no hay un después a esta vida, sólo deseo que en algún mundo alternativo podamos tener lo que merecemos.

Aunque nos estuviéramos rompiendo, hallamos una forma de lograr vivir. Incluso si no encontráramos en el cielo, en la tierra o el infierno, caminaremos los dos juntos.

Cariño, no estás solo, porque voy a estar a tu lado.

Una cosa más; vive por mí y recuérdame siempre.

Con todo mi amor, Venus.

Notas para Venus ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora