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Tres días antes.

No llevaba ni una semana en la universidad, y ya tenía a dos chicos siguiéndolo como si tuviese un imán para idiotas. Kuroo y Bokuto, al parecer amigos desde que usaban pañal, lo habían elegido como parte de su "club" artístico así como así, «Te vimos y supimos que lo tienes» fue lo que dijo el pelinegro para justificarse, y desde entonces ahí estaban, en todos lados, arrastrándolo por toda la ciudad.

-Iwaizumi, todos hablan de él -murmuró Kuroo en su oído-, yo también quiero deleitarme con la belleza de ese chico -agregó con una sonrisa.

-Pues buena suerte, procura no coquetear con él en los primeros tres segundos, pensará que eres un alfa idiota... Oh, espera, ya lo eres -respondió sin molestarse por levantar la vista del libro que leía.

-Bro, dile algo.

-Lealgo -balbuceó el de cabellos teñidos, con la boca llena de carne, arroz, y algo que parecía el postre que Hajime planeaba comer después de clases.

-Gracias por defender a tu mejor amigo, hermano del alma, el que cuida tus sueños -dijo Kuroo con sarcasmo, tocando su pecho como si algo le doliera.

-Debiste haber elegido arte dramático, te iría mejor que con la pintura -comentó el moreno, sin poder evitar soltar una carcajada - Búho malo -dijo con voz y gesto serio, golpeando la mano del nombrado cuando éste intentó robar parte de su almuerzo.

-¿Escuchaste eso, bro? -preguntó el de rasgos felinos, limpiando lagrimas imaginarias de su rostro.

-Es el sonido más hermoso que he escuchado, después de los ruidos que hace Akaashi cuando...

-Nos quedó claro -intervino el más bajo cuando intuyó hacia donde iba el tema-. ¿Qué sonido? -preguntó esta vez mirando al pelinegro.

-El de tu risa, bebé.


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-¿Por qué no admites de una vez que en realidad quieres ir cuando él este ensayando para que Kenma no se dé cuenta de que lo estas acosando? -dijo Bokuto con el ceño fruncido, notándose el esfuerzo que había hecho para llegar a esa conclusión.

-No lo estoy acosando...

-Si hasta Bokuto lo notó, ya debe haber una orden de restricción en tu contra -se burló el moreno, mientas intentaba llegar hasta el frente del montón de gente que se había concentrado fuera y dentro de una de las aulas de baile.

-Calla o no te daré tu paga -murmuró el más alto de los tres, enfurruñado por los crueles comentarios de su mejor amigo y su nuevo recluta.


-Ya me la diste, id... ¿huelen eso? -dijo Iwaizumi cortando abruptamente sus burlas hacia el pelinegro, pasando la vista por toda el área, buscando al dueño de aquel aroma que le había erizado la piel.

-Si, huele horrible ¿te pusiste desodorante? -respondió Kuroo, tomando al de cabello teñido, alzándole los brazos para poder oler.

-No, es... huele demasiado bien -insistió el moreno, empujando a todos sin pedir disculpas, seguido de sus dos amigos, quienes pensaban que ya lo habían perdido y tendrían que mandarlo a una institución psiquiátrica.

Iwaizumi los ignoró y buscó por cada rincón del gran salón con espejos, extrañamente necesitado, con una inexplicable sensación en el pecho y unas tontas mariposas en el estómago, hasta que lo encontró. El maldito dueño de aquel dulce aroma, ese idiota.

-Demonios... -soltó en un susurro, dando la medio vuelta para largarse de ahí.

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Se que los capítulos son bebés, pero irán creciendo, como un bebé. (?

Nos vemos en el siguiente. <3

Óleo y Allégro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora