En Busca de Ayuda Profesional

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Un saludo a todos los que leen, siguen y apoyan esta fanfic, y un agradecimiento especial por haber esperado el nuevo capítulo. Sé que el concepto de cambio de género no es muy original en el sentido de que ya se ha visto en otros lados, pero espero que, aun así, mi historia les resulte interesante.

***

¡Hoeh—hoeh! Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarte...? Mmmm, ¿Choromatsu-kun?

De pie en el vestíbulo, y vistiendo su impecable bata blanca, Dekapan no estaba seguro a cuál de los seis sextillizos tenía frente a él, así que sólo intentó adivinarlo.

Su visitante, a quien solo podía reconocer como el gemelo de sudadera azul, lejos de mostrarse ofendido, pareció divertirse con su pequeña confusión.

—Nom, nom, querido profesor, mi nombre no es ese. Pero estuvo cerca —Le aclaró con una sonrisa—. Choromatsu es el tercer hijo, yo soy el segundo, Matsuno Karamatsu —hizo una pausa antes de quitarse los lentes oscuros y pronunciar su nombre con exagerado dramatismo.

— ¡Oh, por supuesto, Karamatsu-kun! Dime, ¿qué te trae por aquí?

Dekapan lo hizo pasar a su laboratorio, donde le invitó a que tomara asiento frente a una mesa circular, en el centro de la habitación.

― ¿Quién sabe? ―respondió Karamatsu, acomodándose en una de las dos sillas disponibles―. Quizás el inexorable destino o sólo el caprichoso azar.

En su empeño por querer oírse misterioso y profundo, sus extrañas palabras sólo consiguieron confundir al científico, quien se le quedó mirando sin entender a qué se refería.

Karamatsu se dio cuenta de ello, se aclaró la garganta y volvió a intentarlo una vez más.

—Lo que quise decir, profesor, es que tengo un problema con cierto asunto y pensé que usted podría ayudarme.

Sentado en el extremo opuesto de la mesa, Dekapan le escuchaba atentamente.

— ¿Un problema? Oh, claro, ¿por qué no lo dijiste antes? Cuéntame, ¿de qué se trata, dasu?

Karamatsu abrió la boca, pero volvió a cerrarla cuando vio que alguien llegaba al laboratorio. Era Dayon, el fiel asistente y amigo cercano del profesor Dekapan. Entró por una puerta que decía "Solo Personal Autorizado", vistiendo un ridículo traje de sirvienta. Con una boba expresión en su rostro, se acercó a donde estaban ellos y colocó la bandeja que traía consigo sobre la mesita.

— ¿Qué te gustaría tomar, dasu? —le ofreció el científico a su joven invitado— ¿Té o café?

Karamatsu ordenó un café sin azúcar, no precisamente porque le gustara su sabor, sino porque beberlo le hacía sentir genial y varonil y, sobre todo, porque estaba convencido de que con eso impresionaba a las chicas, aunque no hubiese ninguna en ese lugar.

Dayon sirvió una taza de café caliente a cada uno, les dejó el azucarero, para que pudieran endulzarlo, y un plato con galletitas de jengibre, para acompañar.

—Que lo disfruten, ¡Dayo—on!

Una vez a solas, Dekapan le pidió a Karamatsu continuar con su plática.

—Bien, como le decía, sobre mi problema...—habló nuevamente, sin quitarle la vista a su café ni al vapor que emanaba de éste—. Es acerca de uno de mis hermanos. Me apena admitirlo, pero las cosas no han andado muy bien entre nosotros. En realidad, ha sido así desde hace tiempo, desde que nos graduamos de la secundaria o incluso antes. Quizás, al principio, no quise aceptarlo. Quizás, inconscientemente, me dije a mí mismo que sólo era mi imaginación, que no había nada de qué preocuparse. Ahora, años más tarde, me doy cuenta de la dura realidad.

Hermano Hermana (Descontinuada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora