Capítulo I

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El inicio de nuestra historia

¡Maldita vieja!

Diciendo que mi abrigo está confiscado por tener un color diferente al del colegio. ¡Qué le den!

Salgo del colegio echando humo por las orejas, maldiciendo todo lo que veo. No me había dado de cuenta que me celular está vibrando, lo sacó de mi bolsillo y miro la pantalla.

'Mamá'

Contesto la llamada.

-Sofía, ¿ya llegaste?

-Estoy bien, mamá, ¿y usted? -digo con sarcasmo. -No, todavía no he llegado, ¿por?

-Tus tíos y Sebastián están afuera de la casa. Necesito que... -en cuando escucho aquella frase, me quedo congelada. No, aquella frase no, aquel nombre.

Sebastián.

Verán, mis tíos, raramente, visitan a nuestra casa, ya sea por asuntos personales o otras cosas. Eran muy divertido estar con ellos, especialmente con Sebastián, quién era mi primo y "mi amor a primera vista."

Sebastián era un chico de diecinueve años, alto, cabello castaño, y ojos azules que le quedaba muy bien con su sexy y hermoso cuerpo bien formado, al menos yo lo veía así. Pero,...

Sabía muy bien que él no se fijaría en nadie, menos conmigo.

-Sofía, ¿me estás escuchando?

-¿Eh? ¡Si, te estoy escuchando! -sacudo mi cabeza quitándome esos pensamientos.

-Okey... -respondió insegura de sí misma. -Bien, te dejo. Cuídate.

Cuelgo. Corro lo más rápido posible hacia mi casa, mierda, no soy muy buena con los deportes. Mi pecho sube y baja por la agitación, veo en la entrada de la casa un auto blanco Hyundai. Mis tíos están sentado en las pequeñas escaleras de la puerta mientras que Sebastián está recostado contra la pared con sus brazos cruzados. Oh, Sebastián, te ves tan sexy así.

-¡Oh, cariño! -mi tía me abraza, como un saludo. Me da unos cuantos besos en la mejilla. -Has crecido bastante, ¡te has vuelto muy hermosa!

Hago una sonrisa forzada. -G-Gracias, tía.

Los dejo pasar a la casa, y los guío hasta la sala de estar. Sebastián se acuesta cómodamente en el sofá, dándome una perfecta vista de su hermoso cuerpo que se le marca a través de la ropa.

¡Este es mi día de suerte!

-Sebastián, sé más educado. No estás en tu casa. -dijo mi tía, al parecer Sebastián no le hizo caso y volteo su cuerpo a un lado. ¡Mierda!

-Ay, este niño... Bien, Sofía, nosotros nos quedaremos por unos días aquí por asuntos de trabajo. -explica mi tío sobre este repentina visita. Asiento, comprendiendo la situación. -Ahora, vamos a distribuir las habitaciones.

-Bien... -se quedaron en silencio por unos minutos pensando, hasta que hablaron. -Nosotros nos quedaremos con la habitación que ya no la usan, mientras que Sebastián va a dormir en la tuya.

-¿Puede dormir contigo? -pregunta mi tío. Aquella pregunta me quedo en blanco.

El hermoso Sebastián de 19 años con cuerpo esculpido por Dioses durmiendo en mismo cuarto que yo, me quede en shok y mi tía me tuvo que devolver a la vida.

-Entonces?

-Si, si claro no hay problema.

-Bueno. Sebastián dormirás con Sofía.

sol y lunaWhere stories live. Discover now