δύο

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—a ver perros, aquí cada quien con sus mamadas —dijo seokjin, tratando de poner orden en la sala, se estaba tomando muy enserio su nuevo papel de esposo.


—¿como que cada quien? tú sólo me haces mamadas a mi.


—no es lo qu- —yoongi interrumpió.


—si me haces una mamada, te volverás inmortal —dijo y seokjin lo miró, entrecerrando los ojos.


—osea que si te la chupo, ¿no moriré? —el pelirosado puso una mano en su barbilla mientras lo pensaba un poco.


—simón.


—suena razonable, a ver, bajate los pantalon- —yoongi lo volvió a interrumpir.


—esperate wey, todos, ¡fuerita de aquí, perros! —y todas las personas que se encontraban ahí, salieron corriendo despavoridos—, ya puedes continuar, bebé.


—awebo, así mi mamá no podrá darme unos chingadasos cuando me encuentre —su emoción era grande.


al igual que el pene de yoongi.


pero bueno, yoongi no había dicho nada acerca de ser inmune a los chingadasos de démeter, las mamás lo pueden todo.


y pobre de seokjin, él no sabía que de por si ya era inmortal, pero shh, no le digan.


hola, amo escribir esto enserio.

—brandon.

perséfone + yoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora