"Sus ojos eran una laguna de oscuridad en la que cualquiera se veía ahogado por su destrucción"-Mike, asustado, sacó valor para sostener la perilla de la puerta, cuando al fin se animó y la abrió de par en par...Se dio cuenta que del otro lado, dentro del ropero; no había nada, fin -Dije al cerrar el libro mientras sostenía mi mochila
-¿Entonces no había nada?, ¿y el monstruo de los ojos amarillos?- Me preguntó Francisco, sosteniendo una mirada confundida mientras se tapaba la mitad de la cara con la sabana
-Nunca existió, fue su mente jugándole una mala pasada. La imaginación puede ser una herramienta, o convertirse en nuestro peor enemigo. Ahora a dormir Fran, ya es tarde.
-¿Por qué tienes que trabajar? -Cambió su cara intentando dar lástima- ¿no te puedes quedar?
-Porque si no, no comes.-Solté haciendo una mueca de tristeza- Bueno en realidad es porque necesito el dinero, pero de todas formas, puedo dejarte días sin comer ahora que mamá está de viaje jaja -Me alejé después de frotar sus rizos amarillos
-Tonto -Gritó con su fina voz desde nuestro cuarto
Cuando bajé las escaleras sonó el timbre, era Ramona; una amiga que después de trabajar dos veranos en Chask's, el lugar donde ahora trabajaba yo, se pasó al rubro de mantenimiento de bestias excedidas en azúcar, se hizo niñera. $100 la hora está bastante bien, incluso diría un poco caro, pero uno de los beneficios de ser amigos; ¬es que me tengo descuento. Al abrir la puerta su rostro con la frente tapada por mechones azules tomó una expresión de molestia:
-Voy a tener que cobrarte $500 la hora por hacerme desperdiciar un viernes -Me dijo enfadada
-Tranquila -Solté una carcajada- De todas maneras te ibas a quedar haciendo nada, como cada viernes.
-Discúlpeme, alma de la fiesta, señor de la noche -Me respondió rápidamente con un tono sarcástico
-Como sea -Corrí la mirada haciéndome el tonto- vuelvo a las 7, hay comida en el refrigerador por si te da hambre.
-Está bien, cuídate-Recibió las llaves y cerró la puerta.
Mientras caminaba, el frío de la noche me abrazaba en lo oscuro de la vereda. Como de costumbre, había menos gente en la calle que el día anterior, ese era uno de los efectos que causaba el invierno en Relicario, las personas sucumbían ante las bajas temperaturas. Cada año esperaba con ansias ésta estación, el sonido del silencio me causaba cierta paz, algo difícil de explicar.
La noche hacía juego con las casas de mi vecindario que fueron lindas al principio, pero con los años se fueron desgastando, algunas incluso parecían deshabitadas, a excepción de la mía; le habíamos dado una mano de pintura el verano pasado con mamá. Le daban un tono oscuro y un poco tenebroso al barrio.A medida que mis pies avanzaban, las luces que desprendidas por los postes de iluminación se volvían más tenues. Los insectos eran atraídos por el resplandor de la luz, una vez que entraban en el protector de vidrio que resguardaba el foco, no encontraban la salida y así morían por la falta de aire o el exceso de calor que producía la luz, acorralados.
Me faltaban unas 20 cuadras para llegar al trabajo, y entraba en 3 minutos.
-Eso me pasa por relajarme demasiado -Pensé -Estoy caminando a la velocidad de un anciano.Pero poco duró la paz que me quedaba; cuando fue interrumpida por el sonido de cuatro ruedas frenando repentinamente. El ruido vino de adelante, pero lo único que podía divisar era la noche, al acercarme un poco más pude ver a una cuadra de distancia; un auto rojo detenido en el medio de la calle.Pensé en ir a ver, quería asesorarme de que no hubiera heridos, hasta que mis dudas se escabulleron rápidamente cuando mis ojos captaron a dos personas. Una de ellas salió del vehículo color carmesí, era de estatura media; con una espalda bastante ancha, llevaba una máscara un tanto... rara, tan blanca como la piel de un difunto, pero no tanto como la nieve. En donde normalmente habría una boca no había nada, estaba lisa.
La segunda persona no llevaba máscara, y no me encontraba tan cerca para identificar mucho más que un pelo largo de color castaño. Cuando observé detenidamente, el brazo del primer sujeto rodeaba con fuerza el cuello de la muchacha, forcejeando para meterla en la camioneta. En ese momento sabía que tenía dos opciones, ir; hacer algo y tratar de detenerlo o bien, podía salir de ese lugar lo más rápido posible. Antes de que pudiera reaccionar, el cuerpo de la muchacha dejó de resistirse poco a poco, hasta caer tendida entre los brazos del atacante, lo único que pasaba por mi cabeza era:-Corre, corre, corre, ¡corre!
Parecía que mi mente y cuerpo al fin se habían puesto de acuerdo; e iba a correr, a escapar de esa calle lo más rápido que pudiera. Pero de alguna forma, aún estando a una cuadra y siendo de noche; creyendo que pasaba desapercibido por el color oscuro de mi ropa, una iluminación deplorable y casi en las sombras; logró mirarme directo a los ojos. Incluso sin tenerlo cerca podía sentir su mirada fría y vacía, que al mismo tiempo almacenaba algo muy oscuro.
Moverme parecía imposible, un frío incontrolable comenzó a subir rápidamente por mi cuerpo, mis pensamientos se esfumaron, o tal vez seguían ahí; pidiéndome a gritos que huyera, pero el miedo que hacía de mi cuerpo una marioneta no me dejaba escucharlos.
No fue hasta que el sujeto de la extraña máscara se subió a la parte trasera de la camioneta, pude moverme, mi mente soltó un gran alivio, hasta que escuché el motor del vehículo encenderse. No había recuperado el control total de mi cuerpo y el terror se estaba apoderando de él otra vez, el mismo pavor que me había generado, impulsó una adrenalina que ni siquiera sabía que tenía, pero ahí estaba, corriendo tres veces más rápido que el atleta número uno de mi clase.
Seguía escuchando como el ruido del carburador se movía, y no sabía hacía a donde, eso me asustaba aún más.
Intentaba pensar aunque lo único que podía hacer en ese momento era sentir como el corazón se me aceleraba cada vez más , pero la cantidad de oxígeno que podía retener aumentaba con cada latido, al igual que mi rapidez; y eso era de gran ayuda. Hice tres a la izquierda rodeando el trayecto de siempre. No sabía hacia donde iba, solo escuchaba una voz en mi cabeza que me decía donde doblar y dónde no.
Luego de correr los dos kilómetros más rápidos de mi vida y haber mirado para atrás en busca de un auto rojo reiteradas veces; llegué al trabajo.Toda la tensión, miedo y adrenalina que tenía, disminuyeron en gran medida. Una vez dentro del local, el olor a frito impregnó mi olfato, siempre me resultó aliviante el olor a comida, pero seguía atemorizado, no sabía qué hacer:
-¿Llamo a la policía? N-no, no estoy seguro de lo que vi, ¿Le cuento a los chicos? No, no me creerían -Susurré
Reiteradas veces llegué en estados un poco dudosos a trabajar, asegurándoles haber visto cosas, cuando recuperaba mi estado de sobriedad, me cercioraba que había alucinado todo. No era mi culpa, no podía evitarlo, y mucho menos con la nueva sintetizacion de Hoffman.
-¿Creerte qué? -Dijo Ernie fastidiado -¿Te cruzaste con algún alien, te retuvo con sus poderes telequinéticos, y por eso llegas 45 minutos tarde?, ¿o fue un asesino serial ésta vez?
Espero que no hayas acertado con la segunda-pensé
-Er, sé que cuesta creerme pero- Antes de que pudiera terminar, mi compañero me interrumpió
-Lo único difícil de creer es que sigas siendo el empleado del mes- Me reprochó -Ponte el uniforme, hoy te toca la caja registradora principal.
El local de comida rápida en el que trabajaba, no era muy grande, el típico restaurante con baldosas blancas y negras, la pared tenía de la mitad para abajo maderas barnizadas; colocadas en forma vertical, el resto tenía una mano de pintura beige barato.
Saludé a todos mis compañeros mientras pasaba por la cocina para ir al baño; se encontraba en el fondo, y ponerme el uniforme. Éramos cuatro en el turno noche, Mario que estaba en la ventanilla de autos, Anabelle en la freidora y Ernie armaba los pedidos.
A pesar de estar más calmado, se me hacía muy difícil no pensar en lo que había visto hace no más de una hora.-No puede haber sido real, lo imaginé, seguro, TENGO que haberlo imaginado... pero ésta semana me controlé, no consumí nada, ¿si fue real, y eso en verdad pasó?, qué le habrá hecho a esa chica, ¿¡la habrá lastimado!?
No sabía qué hacer. Si llamaba a la policía no me creerían:-El comisario me conoce -Dijo una voz en mi cabeza- pensará que le estoy tomando el pelo...Bueno ahora cálmate, estás en el trabajo, si eso pasó o no ya es historia, cuando empieces a atender se te vas a sentir más tranquilo.
Pero para mi suerte, Relicario era un pueblo chico, y los viernes todos iban al autocine de la calle O'Riley, el causante de que eso estuviera tan vacío. Sólo me quedaba mirar la gran vista que tenía desde el mostrador, la calle.
De un momento al otro dejé de oír las voces de los chicos al igual que mis pensamientos, sólo escuchaba como mi respiración era cada vez más y más acelerada cuando ví un auto rojo frenando en el estacionamiento del local.
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Viernes rojos
Mystère / ThrillerTodo iba bien para Martín, un adolescente sin responsabilidades más que su trabajo, pero todo cambia al dejar de ser una responsabilidad y convertirse en el miedo que jamás imagino poder experimentar, cuando una noche ve algo que no tenía que ver, y...