POEMA LX: inferno e paradiso (finale)

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Ten paciencia, llegaré triunfante.
El tiempo es eterno... ¡Más tú inmortal!
La luz que me cegaba dejó de brillar.

(...)

¡Ahí estaré! - entre los caídos,
como un ángel perdido en la tentación.

¡Ahí estaré! - en la frondosidad del infierno.

¡Ahí estaré!

-ALEJANDRO, Infierno


// F I N A L E //


La escena es azul, también es violeta y a veces, escarlata. Colores melancólicos de Dios. Melancolía que sucumbe sabor a derrota y pérdida. Ese día, el mundo se viste con un traje de nostalgia que lleva un velo negro agitándose en las sombras.

"Tomaría nuevamente tú cuerpo, si la noche fuera eterna."

Y ese día, también se hace gris. Un gris oscuro, escalofriante, de mal augurio.

Un par de pies descalzos se balancean en los bordes altos de la iglesia. La vestimenta blanca se sacude alrededor del frágil cuerpo decadente y albino de Seungyoon, mostrando las contusiones que marcan cada parte de la gélida piel. El viento arremete con violencia los desordenados cabellos negros. Las nubes se arrastran por los cielos, trayendo consigo una tormenta que promete bañar con todo a su paso. La naturaleza permanece semi-silenciosa, apenas gimiendo gritos que Dios profiere desde el paraíso.

...si la noche fuera eterna —piensa Seungyoon.

El sol muestra los primeros rayos azul violeta en el horizonte. Un horizonte que jura ser más claridad que oscuridad.

...si la noche fuera eterna —piensa, nuevamente, en voz susurrante. Los ónix brillan esperanzados ante la idea que nace del delirio y la ignorancia.

...podrías estar conmigo —concreta Mino.

Es una promesa. Y la promesa hace caer al ángel.

La imponente figura de Mino está justo detrás, a unos escasos centímetros que queman la piel del crédulo Seungyoon. La presencia es mortificante para la pobre alma que busca desesperada un poco de paz.

—Dios te ha dado la vida... —empieza el demonio, siempre jugando ese palabreo sucio de las injusticias. La boca ensangrentada profiere un tierno beso que cae sobre la mano de Seungyoon. El cálido temblor surge, cubriendo todo rastro de duda —Una vida trágica, llena de dolor y desprecio. Te quitó a la única persona que enternecía tu don maldito y te dejó al cuidado de un perverso demonio. —Esta vez, la lengua húmeda lame perniciosamente esos rastros de líquido carmín que corren por el delgado cuello. Las piernas se le acalambran y lo único que desea es entregar su cuerpo allí mismo —Yo te daré la eternidad. La inmortalidad a mi lado, sin sufrimientos, sólo placer y gozo. Arrójate.

"Dios me dio una nueva familia" grita el alma de Seungyoon, tan profundamente que el ángel no puede oírla. "Dios me daría una nueva vida...y en cambio, permitió que el pecado me marcara por el resto de los tiempos..."

...si la noche fuera eterna, podría estar contigo —concluye el ángel. La vista posada en el horizonte, prometiéndole un camino sin penas, ni glorias. El camino que promete calma perpetua.

Abaddon 。 minyoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora