Epílogo

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Luego de que Hye In leyera aquella carta no pudo evitar estallar en llanto, la había recibido exactamente un día después de la graduación y se maldijo a sí misma por haber malentendido todo. Recorrió mar y tierra en busca de Jungkook y la información de sus viejos amigos la había llevando hacia aquel hospital.

Frente a la puerta de la habitación se debatía entre entrar o no, intentando evadir los malos pensamientos que amenazaban con salir desparramados en forma líquida por sus ojos. Tocó la puerta con manos temblorosas, y al no recibir respuesta se adentró cautelosamente.

Sus ojos se dirigieron a la cama vacía y perfectamente tendida. Sintió algo dentro de ella romperse y cayó de rodillas al suelo, con su cabeza apoyada en el colchón, esta vez sin contener su estruendoso llanto.

-Jungkook, ¿p-por qué te fuiste?, se suponía que debías estar esperándome, debías estar sentado en tu cama para que yo pudiera hacer mi entrada de película y tener un lindo final feliz- sonrió tristemente por sus propias palabras -al- al menos debías oír lo que tenía que decir- pasó la mano por la cama, sobre la silueta imaginaria del chico -no existe ningún "él", tu eres y serás mi único, dejé de ser la chica tímida e introvertida que era por tí, por mis sentimientos, no puedes irte y pretender que todo estará bien y que voy a ser feliz, con alg...- sus sollozos le impidieron continuar. Perdió la noción del tiempo mientras permaneció sentada frente a aquella cama intentando calmarse. -Se supone que debías corresponderme- dijo en un casi susurro.-

Miró al suelo dolida, ¿cómo no se había enterado?, ¿por qué nadie le había dicho? Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había podido pensar en eso.

-¿Hye In?-

Una voz suave llamó su atención y pensó que estaba soñando. Se giró en una décima de segundo quedando frente a él.

-Jung- Jungkook!!-

Se lanzó a los brazos del chico y lo apretó entre los propios como si de otra forma el chico fuera a escapar de entre estos.
El castaño soltó un ligero quejido y Hye In se separó confundida.

-¡¡Jungkook, pense que habías muerto!!-

-Casi- dijo soltando una suave risa de nariz mientras levantava la pijama de hospital, mostrando la gran cicatriz que se encontraba en el lado izquierdo de su pecho.

-¿Qu-qué te pas..?- la expresión preocupada de la pelinegra y sus ojos vidriosos encendieron esa alarma inconciente en Jungkook. La acercó a su pecho para abrazarla, esta vez más suave y sintió su hombro humedecerse.

-No llores HyeIn, odio verte llorar- acarició la cabeza de la chica consonlándola.

-No me estás viendo- soltó con su voz quebrada y en un tono infantil.

Jungkook no pudo contener la risa.  -Touché-

-Disculpa por no haberlo sabido, disculpa por no haberme dado cuenta de lo que causaba con mi despiste, disculpa por amarte- sobó sus ojos intentando limpiar las lágrimas que no parecía detenerse.

-No- sostuvo su mano y clavó su mirada en las orbes contrarias -Tus defectos llenaron de perfección mi apática vida y tu sonrisa de oyuelos alegró todas mis mañanas, sin dudas eres lo más hermoso que me ha sucedido; discúlpame tú, por no haber sido capaz de amarte-

HyeIn desvió la mirada en un intento fallido de ocultar aquel sollozo. Jungkook había dicho que no era capaz de amarla y no había nada que la entristeciera más que aquello.

El castaño le dedicó una amplia sonrisa, aquella chica no podía ser más tierna ante sus ojos.

HyeIn lo miró con el ceño fruncido y un puchero que ella misma no había notado. -¿Por qué sonríes? Que no me ames no me hace feliz-

Jungkook sonrió enternecido, junto aquella chica sus sonrisas parecían caer del cielo constantemente. -Tonta, ¿acaso escuchas? dije que no pude amarte, no que no pudiera hacerlo ahora-

-¿Qué? ¿En serio?- La chica tenía los ojos abiertos a punto de saltar de su lugar e inconcientemente apretó la mano de Jungkook que seguía sosteniéndola.

-Sí, de algo sirvió esta fea cicatriz ¿no?-

El corazón de la pelinegra comenzó a bombear más rápido de lo normal, si continuaba así, Jungkook no sería el único con una cicatriz en el pecho.

-Entonces...- sintió sus mejillas arder y apenas logró formular una palabra.

Jungkook sostuvo su otra mano y la acercó lentamente a su cuerpo, respiró profundo intentando calmarse, a pesar de que su corazón ya estaba bien, recién se estaba recuperando, por lo que debía ser cuidadoso. Estar con aquella chica no era nada saludable para él, pero aquellas mejillas rosadas adornadas de esos pequeños oyuelos, sus ojos almendrados que parecían hablar por sí solos y aquellos labios rojizos que lo hipnotizaban, lo hacían valer la pena.

-Entonces...Lee Hye In, ¿quieres ser mi novia?-

No había un solo día que el pensamiento de estar junto a Jungkook no llenara sus ideas, poder tomar su mano, abrazarlo, besarlo; por eso sin pensarlo un segundo, se lanzó a sus brazos, colocando los propios sobre los firmes hombros del castaño para unir sus labios sin espera.

El beso fue descuidado y torpe al principio; ninguno esperó que su primer beso fuera así de repentino, pero en aquel momento no había algo que desearan más, así que se dejaron llevar por sus emociones y poco a poco encontraron el ritmo exacto, a la vez que sus labios se amoldaban a los contrarios perfectamente.

Rompieron el beso con parsimonia, ninguno parecía querer que terminara, pero la falta de aire no le hacía bien a ninguno.

-Sí, yo... yo quiero ser tu novia-

Los labios de HyeIn dibujaron la sonrisa más amplia y hermosa que Jungkook imaginó haber visto e inconsientemente aquella felicidad le fue contagiada, llenando de mucha más azúcar su sistema nervioso.

Acunó el rostro de la pelinegra entre sus manos y la besó, esta vez tomando la iniciativa, en un beso más calmado.

Separó sus labios y dejó un casto beso en la pequeña nariz de HyeIn. -Ahí tienes tu final feliz-

HyeIn apoyó su frente a la del castaño mientras sonreía enbobada. -Tonto...te amo-

-Yo te amo más-

💌🎀💌

The End. (:

LETTER FROM HEART ♡ 전정국 ✒🔖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora