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(1) The End of Wonderland

Podía escuchar las voces fuera del palacio.

Todos aquellos seres de oscuridad que iban cayendo uno a uno conforme los aldeanos, hombres y mujeres de coraje, intentaban llegar hasta el sitio en el que se encontraba el alma de su rey.

Su adorado rey, ja.

Casi quería vomitar por el supuesto amor que profesaban a aquel hombre que había asesinado con tanta facilidad. ¿Quién iba a sospechar de mí cuando había sido parte de su servidumbre durante mi estadía, su mano derecha incluso?

Pero claro, todos ellos querían liberar a aquel hombre sin saber que detrás de aquellas paredes del palacio no era más que una persona hipócrita. Nadie sabía que estaban mejor sin él, ¿qué importaba que la oscuridad estuviera invadiendo el mundo entero?

Decían que ocurría porque así era el corazón de quién ocupara el lugar del Rey. Nuevamente estaba riéndome por ello.

¿Cómo podían esperar que un corazón fuese tan bondadoso?

Farsa. Todo lo que ese hombre decía era una mentira, no podía prometer un mundo entero de paz, amor y luz, él mismo había escondido a sus habitantes que la oscuridad se apoderaría del lugar, con o sin su presencia.

Pero todos ellos me culpaban a mí por lo que estaba sucediendo.

¿Estaban tan cegados por mi actuar? Yo simplemente los había librado de las mentiras.

Un golpe.

Finalmente habían llegado hasta las últimas habitaciones, apenas contaba con 15 minutos sin duda.

Miré con odio aquel contenedor y al alma que se encontraba encerrada en su interior. No podía profesar ninguna clase de cariño o piedad por un hombre que había estado dispuesto a abandonar el continente días antes de la llegada de la oscuridad. Él debía sufrirla igual que todos, si realmente decía ser ese rey que trataba a todos por igual, entonces también viviría dicha desgracia a pesar de que su cuerpo no existiera por ahora.

- Aun si eres como un héroe a la vista de todos, a pesar de que ellos logren entrar aquí y acabar conmigo, estaré esperando a observar el rostro de todos y cada uno, cuando seas incapaz de alejar a la oscuridad de aquí. -Hablé dirigiéndome al ser en aquel contenedor.

Una espada pronto fue empuñada en mi mano derecha, la misma que había usado al atacar al Rey días atrás.

No iba a vencer a un pueblo entero con ella, pero no moriría sin llevarme conmigo al menos a uno o dos de aquellos que suponían antes ser amigos.

No conté los minutos, no esperé que ninguno escuchara explicaciones mías, simplemente apreté aquel arma en mi mano, simplemente ataqué sin mirar rostros, simplemente sentí el filo de otra espalda atravesarme.

Y aún así, sólo esperaba que algún día conocieran... la verdad tras el alma de su adorado Rey.

No tenían idea de aquel reino de maravillas, ahora se había convertido en un mundo de pesadillas. Habían llevado a su fin a Wonderland al creer en un rey mentiroso.