Tenía miedo, mucho miedo, ¿Por qué tenía que pasarme esto a mi?
—Hey, perdona, ¿Podrías indicarme dónde se encuentra...?— Dejé de escuchar lo que aquel extraño decía para centrarme en mi mente, quien me gritaba que corriera, sin embargo mis piernas no respondían.
Me fijé en el, era un chico, un poco más alto que yo, supuse que iba a mi curso, tenía el pelo castaño, al igual que sus ojos, los que me penetraban con una mirada un tanto preocupada.
—Oye, ¿Te encuentras bien?— preguntó sin obtener respuesta alguna, me encontraba mirando sus ojos, perdiéndome en su mirada.
No era la primera vez que me pasaba esto, y supongo que tampoco será la última, pocas veces me había pasado que alguien me haya venido a preguntar algo, aunque usualmente solían ser personas adultas preguntando por la hora, jamás me encontré con alguien joven.
Normalmente suelo ignorar a todo el que se me acerca y huir lejos de ahí, y por supuesto que esta no sería la excepción, ¿Por qué debería de ser diferente?
—Déjame.— musité secamente, tratando de ocultar mis nervios con éxito y alejándome de aquel lugar a paso acelerado.
Lo último que pude ver fue una expresión aún más confundida en aquel chico.
[...]
—Muy bien, abrid el libro en la página...— mi profesor de matemáticas hablaba mientras yo simplemente dibujaba garabatos en mi cuaderno, estaba aburrido.
Algunos alumnos resolvían los problemas que el profesor copiaba en la pizarra, mientas que otros como yo nos encontrábamos en nuestro mundo, nuestro tranquilo y seguro mundo.
Cuanto odiaba esta asignatura.
—Psst, Isma.— escuché a alguien susurrar detrás de mi, giré mi vista para encontrarme con el pesado de Joaquín. Uno de mis mejores amigos.
Lo conozco desde hace varios años atrás, se todo sobre el, al igual que el de mi, es obvio que lo conozco de sobra y estoy completamente seguro de que el jamás me haría daño.
Desde luego el es alguien en quien poder confiar.
—¿Qué coño quieres? ¿No ves que estoy dibujando?— respondí algo molesto por la interrupción, ¿Acaso no ha visto que estaba concentrado?
Asomó un poco su cabeza sobre mi hombro para poder observar mi cuaderno. Al verlo con claridad su rostro formó una mueca de asco mezclado con disgusto.
—No quiero desilusionarte ni nada, pero si quieres dedicarte al arte o algo relacionado con el dibujo te recomiendo que mejor lo dejes y te dediques a otra cosa— bufé al escuchar su comentario. Hay gente que en verdad no sabe apreciar el arte.
—Mejor solo dime que es lo que quieres y cállate.— le dije algo molesto.
—Ya, ya, no te enfades.— rió en bajo —A lo que iba, ayer escuché que hoy vendría un alumno nuevo, ¿No te parece una buena oportunidad para que hagas nuevos amigos?— dijo alegremente mientras mi mente procesaba lo que acababa de decir.
¿Nuevos amigos? ¿Arriesgarme a que me traicionen? ¿A que me lastimen? ¡Ni hablar!
—Ni de broma.— respondí rápido y algo seco.
—Venga tío, tienes que superar esa fobia que tienes, el mundo no es tan malo. Además, de vez en cuando te viene bien conocer gente nueva.— intentó que me animase en hacerlo, pero yo no estaba dispuesto a nada.
—Primero de todo. Deja de tratarme como un puto autista, ¿Vale?— Joaquín asintió mientras ponía los ojos en blanco —Y segundo. ¿Qué no es tan malo? ¿Sabes la cantidad de peligros que hay en cuanto a los desconocidos? ¿Qué me dices de los secuestros, las violaciones y hasta asesinatos que estas asquerosas personas cometen? Desde pequeño me han enseñado que la palabra ''desconocido'' solo puede significar una cosa. PELIGRO— le dije algo frustrado, ¿Por qué no entendía que en verdad eran peligrosos?
La situación se volvió tensa rápidamente.
—Isma, cálmate. Por dios, no toda la gente es así.— su tono de voz se volvió algo molesto, pero no tanto como el mio.
—¡Pues ante eso prefiero no arriesgarme!— comenté ya harto de aquella discusión, elevando un poco mi tono de voz.
—¡Ismael, baja la voz o te vas fuera de clase!— grito el profesor de matemáticas mientras me señalaba con su tiza. Todas las miradas se centraron en mi, haciéndome sentir algo incómodo.
Avergonzado y nervioso por los miles de ojos posados sobre mi me disculpé, haciendo que cada uno volviera a lo suyo, como si nada hubiese pasado. En parte eso logró bajar la tensión del ambiente, me encontraba más tranquilo.
—Isma.— volvió a llamarme Joaquín, a lo que yo me giré con una mirada seria —Lo siento, sabes que solo intento ayudarte.— comentó algo decaído a causa de la discusión de hace unos minutos.
—No te preocupes, ¿Si? sé que solo quieres ayudarme. Sabes que no me puedo enfadar con un idiota como tu.— respondí mientras le dedicaba una pequeña, pero sincera sonrisa. El, al verla, correspondió de igual forma.
De un momento a otro la puerta se abrió de golpe. Todas las miradas, hasta la de Joaquín se centraron en la entrada. Excepto la mía, me encontraba de espaldas.
—¡Perdón por el retraso!— se escuchó una voz jadeante y cansada, como si hubiese estado corriendo. Aunque de alguna manera esa voz se me hacía algo familiar —Me fue difícil encontrar el centro, ya que hace poco que me mudé a esta ciudad y no sabía muy bien como llegar. Le pedí ayuda a un chico, pero me mandó a freír espárragos, así que me las tuve que apañar solo.— supuse que el que hablaba era el supuesto alumno nuevo, así que cuando acabó de hablar giré mi vista curioso por verlo.
Bastante grande fue mi sorpresa al ver nada más y nada menos que al chico de esta mañana. Si hubiese llegado a abrir más los ojos juro que se me hubiesen caído.
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Jelou.
Perdón si mi forma de escribir no es tan ''perfecta'' como la de otros, pero bueno, es lo que hay :v
(AjO y AgUa)
-990 palabras.
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Desconocido // [WISPLAY] (Hiatus)
FanfictionMamá siempre me dijo lo mismo. ❝No confíes en los desconocidos❞.