Yo había conocido a Julián Mantle hacia diecisiete años,cuando uno de sus socios me contrato como interino durante el verano siendo yo estudiante de derecho. Por aquel entonces Julián lo tenía todo. Era brillante,apuesto y temible abogado con delirios de grandeza. Julián era la joven estrella del bufete,el gran hechicero. Todavía recuerdo una noche que estuve trabajando en la oficina y al pasar frente a su regio despacho divide la cita que tenía enmarcada sobre su escritorio de roble macizo. La frase pertenecía a Winston Churchill y evidenciaba que clase de hombre era Julián: «Estoy convencido de que en este día somos dueños de nuestro destino,que la tarea que se nos ha impuesto no es superior a nuestras fuerzas; que sus acometidas no están por encima
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El monje que vendió su Ferrari
EspiritualEl monje que vendió su Ferrari es la sugerente y emotiva historia de Julián Mantle,un superabogado cuya vida estresante, desequilibrada y obsesionada con el dinero acaba provocándole un infarto. Ese desastre provoca en Julián una crisis espiritual q...