Año Nuevo, Vida Nueva.

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Jueves, 8 de enero.

El día de Lily había comenzado cuesta arriba: su despertador se había quedado sin pilas, se había despertado tarde, se le había caído el café encima, se había olvidado el abrigo y los guantes y había perdido el bus en la puerta de su casa.

Aquella mañana se había dado toda la prisa del mundo por llegar a tiempo al instituto, siendo el frío helado de enero un incentivo para correr más rápido.

En cuanto cruzó la gran puerta de cristal que daba entrada a su instituto, Lightmoon High School, sintió cómo el hormigueo de sus dedos, producido por culpa del frío, cesaba y cómo sus manos enrojecidas retornaban a su color original.

El extenso pasillo repleto de taquillas se abría paso ante ella. Todo el mundo estaba inmerso en sus pensamientos y andaba de un lado a otro formando un océano de personas que caminaban hacia todas las direcciones. Lily consiguió abrirse paso y alcanzar su taquilla. Dio un rápido vistazo a la hilera que seguían a la suya, viéndolas todas llenas de pegatinas u otras decoraciones; regresó la vista y vio como su taquilla todavía conservaba su color azul original.

- Lily McFaire, la sosa. - Se repitió a sí misma el mote con el que las animadoras la conocían.

Tras varios intentos, donde sus tiritantes manos le dificultaban la tarea, consiguió al fin meter la llave de su taquilla y abrir la chirriante puerta, dando paso a un muro de libros que se precipitaron sobre ella. Torpemente consiguió retenerlos dentro y repasando rápidamente las asignaturas a las que debía asistir aquel día, cogió los libros que le interesaban, hizo presión sobre el resto y con un rápido movimiento seguido de un estruendoso portazo consiguió cerrar la taquilla.

Se amontonó la descolocada pila de libros sobre el brazo izquierdo, se colocó los mechones castaños, que se habían salido de su perfecta trenza, detrás de la oreja y...

- ¡Buenos días! - una voz melodiosa y aguda sorprendió a Lily por detrás, haciendo que esta, de un salto, apoyase su espalda contra las taquillas y se le descolocasen las gafas que llevaba puestas.

- ¡Samantha, qué susto! - respondió Lily sobresaltada. - Eres silenciosa como el viento, eh. Un susto más y te coloco un cascabel. - dijo amenazante y apuntándola con el dedo.

La otra joven, de piel oscura, soltó una carcajada y se cruzó de brazos.

- No me digas que no se me ve. - dijo colocándose la mano en su amplia cintura y señalando sus curvas. - Es complicado ocultar mis ochenta kilos de peso.

- No seas idiota - respondió Lily poniendo los ojos en blanco y colocando su brazo libre de libros en el hombro izquierdo de Samantha. - Estás perfecta.

- Como tú digas. - afirmó sin mucha convicción en la voz. - Cambiando de tema, ¿qué tal las vacaciones de invierno?

- Bien, empecé de voluntaria en el hospital. Seguro que eso me da puntos para la uni...

- ¡Genial! ¿Te has enterado? Creo que Alesha y Jeremy lo han dejado.

- Y eso... ¿Cómo lo sabes ?

- Bueno, ya sabes que el restaurante favorito de Jeremy es el de mis padres y todos los fines de semana va allí a cenar o a tomar algo. Desde que está con Alesha no le he visto ni un día ir solo, pero estas vacaciones iba él acompañado de amigos y ni rastro de Alesha. ¡Al fin pude observarle fijamente sin esperar miraditas de reproche por parte de ella! ¡Es tan lindo cuando toma su pajita! ¿Sabías que primero saca la lengua antes de cogerla? Ese simple acto me vuelve...- calló abruptamente al notar como Lily no prestaba atención y fruncía el ceño hacia algo que había detrás de ella. - ¿Qué pasa? -preguntó mientras se giraba y observaba como Alesha besaba sin pudor a Jeremy.- Esa.. Arg... Me lo va a pagar caro. ¿Cómo cumpliré mi sueño de compartir mi vida con él si esa arpía - dijo enfatizando con enfado en la última palabra. - no le deja ni notar mi presencia?

Un día más, un año diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora