Era temprano en la mañana. Los hermanos Cabral estaban por terminar su rutina diaria de estiramientos. Su fuerza y agilidad demostraba su gran habilidad y experiencia, y se notaba que, aunque se viera sencillo, los ejercicios eran sumamente difíciles ya que terminaban exhaustos y sin aliento.
Mientras tanto, Graus y Víctor terminaron de recoger el campamento y decidieron ir a un pueblo cercano a comprar un par de provisiones extra. Algunas piedras para afilar, vendajes que solían usar Jim y Climp; algunos frutos secos, entre otros.
Al regresar se dieron cuenta que en todo ese rato en que recogieron el campamento, fueron y vinieron del pueblo no habían visto a la chica por ningún lado.
-Hey! , fenómenos, ¿A dónde carajos se fue esa chica?- les espetó Víctor a los hermanos, con el gesto fruncido y tono muy tosco.
Después de todo a él nunca le agradaron los artistas itinerantes o "fenómenos" cómo aveces los llamaba. Después de todo su difunta esposa lo había abandonado por un artista como ellos.
Solo la volvió a ver una vez más después de que lo abandonó (dejándole una sola nota con una lista de las cosas que podía hacer ese artista mejor que el. Hay que destacar que había una parte específica para las cosas que hacía mejor en la cama...)
- Creí verla adentrarse al bosque hace algunas horas- Contestó Jim ignorando totalmente el insulto que había lanzado Víctor contra el, o talvez simplemente no lo comprendió, ya que no hablaba bien el idioma.
-¿Cuántas horas?- Graus se veía bastante preocupado al preguntarle esto, después de todo el sospechaba que aquella chica no tenía ni la más remota idea de lo que se podría encontrar en un bosque como ese.
- No lo sé, 5 o 6, talvez más
- Voy a buscarla- Graus comenzó a avanzar hacia el bosque cuando Víctor lo detuvo.
- Ya voy yo, tengo más experiencia sobre bosques que tú además, no creo que se haya alejado tanto, seguramente fue a darse una ducha a un Río cercano. A las chicas les encanta remojarse hasta quedar como pasas.
No tuvo que recorrer tantos metros hasta encontrar un pequeño riachuelo en medio de un claro del bosque. Parecía traído de un cuento de hadas. Las hojas eran de un color verde brillante y el agua de un tono cristalino por el cual se podía ver el fondo y uno que otro pez. Víctor se lavó la cara con el agua y al alzar un poco la vista pudo ver el reflejo de una figura.
Ahí estaba, encima de una roca con su piel morena al descubierto que brillaba por las pequeñas gotas de rocío que recorrían su cuerpo y resplandecían con el sol.
Volteo a ver a Víctor. - ¿Ya es hora de irnos?- su voz era suave.
Hubo un silencio que se prolongó y comenzó a ser incómodo. Él no podía creer que esa chica fuera tan hermosa, no solo por el hecho de ver su desnudez, si no, por sus bellísimos ojos color esmeralda que reflejaban sabiduría, fuerza y valor.
-¿Sucede algo malo?
-Eh?- dijo Víctor anonadado, no se había dado cuenta de que se había quedado con la boca abierta mirándola fijamente. Rápidamente recobró la compostura y se dió cuenta de algo.
-Ahora que lo pienso no sé tu nombre
La chica se quedó pensativa un rato, cómo si no pudiera recordar su propio nombre y contestó.
-Vanessa, mi nombre es Vanessa.
Pero ese nombre no encajaba.
Ese nombre no se veía reflejado en sus ojos de color esmeralda.
Era un nombre vacío.
Y un nombre vacío, no tiene poder.
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Una historia sin nombre
FantasyEn un lugar lejano un grupo bastante irregular de mercenarios se dirigen a completar un trabajo, y en el camino escucharán una historia de la única mujer en el grupo, la más desconocida y peligrosa de todos. Que tipo de historia será? Y Quién será e...