Kotoba ni dekinai.

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— ¿Sabias, SeHun? Dicen que hay una sirena en esta playa. —hablo ChanYeol, en medio de la fogata con sus amigos.

—Las sirenas no existen, idiota. —bufo KyungSoo, abrazado como koala a BaekHyun.

— ¡Yo sí creo que existan! —se quejó Baek, masticando un malvavisco.

—Entonces existen, amor. —afirmo KyungSoo, besándole la mejillas a su chico.

—Mandilón. — susurro JongDae, codeándose con MinSeok.

—Shh, JongDae. —lo reprendió el mayor de todos, dándole un sorbo a su bebida.

—Yo también escuche de eso— hablo TaeHyung, paseando sus dedos por el cabello de un dormido JungKook. —, dicen que es una sirena muy hermosa y que puede curar el corazón de cualquiera que le pida una de sus escamas. También se dice que si te da un beso, encontraras la felicidad.

—Entonces le robare los labios para la eternidad. —bromeo SeHun, recibiendo risas y quejas de sus amigos por acaparar a la sirena.

SeHun y sus amigos se juntaban cada fin de semana para acampar en la playa, comer algo en la fogata, contarse que tal la semana y contar viejas historias acerca del mar, su lugar favorito.

Las historias que más les gustaban eran las de las sirenas, tiburones gigantes y besos capaces de curar un corazón. Todos creían, aunque lo negaran, que en la playa de su hogar, había magia.

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—Listo. Esta vez llegare más lejos. —SeHun amaba el mar, eso era más que obvio para todo el mundo que lo observara.

El alto rubio de ojos del color del sol, nadaba desde que era bebé, surfeaba, buceaba y solía trabajar como salvavidas en su tiempo libre. Su madre era una nadadora experta que enseñaba a los niños, su padre era un enérgico activista por la preservación de la vida marina y solía dar conferencias alrededor del mundo para concientizar al mismo del cuidado a la tierra y el agua. SeHun admiraba a sus padres y los amaba, eran su inspiración y su modelo a seguir. Por eso solía pasar más tiempo en el agua que en la tierra, para aprender todo lo que pudiera antes de volverse un biólogo marino.

Guardo sus cosas en una mochila impermeable y las dejo encima de una silla plegable, estiro su cuerpo y de largas zancadas, entro al mar.

Sentir el agua en su cuerpo, el movimiento y el peso en el líquido vital lo llenaba de una felicidad que no encontraba en otro lugar además de sus amigos y familia.

Observar la belleza del mar era una cosa pero mirarla desde el interior, era una cosa totalmente diferente y era de lo más hermoso que existía.

Cada que podía, avanzaba un poco más profundo y gracias a su resistencia era capaz de aguantar la respiración como una verdadera criatura marina.

Sin embargo, seguía siendo humano y la fuerza de la madre naturaleza, era abismal. Por eso mismo, no pudo hacerle frente a la fuerte corriente que lo hizo girar y golpearse contra una roca, quedando bastante aturdido.

Sus padres le habían advertido no confiarse aun con el equipo perfecto o toda la experiencia del mundo y aun con la confusión, se avergonzó de haberlo olvidado.

Mientras intentaba recuperarse aun con el fuerte dolor en su hombro, vislumbro una mancha oscura por el rabillo del ojo. Sintió una mano delgada jalarlo con una fuerza abrumadora hasta la superficie para luego ser arrojado a la arena, sacándole el aire y el agua que se había tragado.

Merman *[SeXing]Where stories live. Discover now