Cap 27: Love on the brain- Rihanna

1.2K 67 4
                                    

-Buenas noches.
Un mesaje de Mati iluminó mi pantalla, otra vez tube pensamientos acerca de su persona, pero supongo que simplemente era un buen amigo, no contesté, tenía prioridades y principalmente era Alfred.
-Te llamo?
-Claro.
Nerviosa, por saber realmente que le pasaba a Alfred, algo bueno, algo malo. Todo apuntaba a algo malo pero nunca se sabía, era una caja de sorpresas.
-Amaia?.-Escuché a Alfred por el otro lado del telefono, su voz era débil.
-Alfred, estás bien?
-No, nosé.
-Alfred, te pasa algo?
-Nosé, ansiedad, se me hace muy grande esto.
-Pero ya habias estado otras veces.
-Yo no puedo...
Y al decir esas últimas palabras, colgó el teléfono, ansiedad era uno de sus mayores problemas, siempre me lo había contado con calma, y nunca lo había visto así. Esa noche, lloré y lloré, no tenía fuerzas, pensaba en él  y porque no me lo podía contar, me estaba engañando? no entendía nada.
Estuve 3 días sin salir de casa, no fui a trabajar, me encontraba mal. Me dolía la cabeza, no comía solo bebía agua y lloraba.
Les pedí a todos que no aparecieran en mi casa, menos a dos personas, Los javis. Aparecieron esa misma tarde, hablaron conmigo, y también con Alfred. No les había contado nada, solo sabian que estaba bien y que volveria tan pronto como pudiera y eso me alegró un poco.
-Y ahora Amaia porfavor, sal a dar una vuelta y refrescate.- me dijeron antes de salir por la puerta.
-Claro, ahora voy.
Esperé bastante, no quería salir, no tenía fuerzas, no entendia ni yo lo que me estaba pasando. Al final cogí las llaves y cruzé la puerta con valentía. Todo estaba bien por la calle, aunque estaba oscureciendo y cada vez hacia más frío y no llevaba ninguna chaqueta en mano.
Ya me iba a volver hasta que alguien topó con mi hombro.
-Hombre la chica que no contesta los mensajes.
-Ay! Hola Mati.
-Como estas, no has salido de casa verdad?
-Pues no...
-Ven conmigo.
-Mati, yo ya me iba para casa.
-Ven conmigo, porfavor.
Y así fue, me estiró de la mano y me llevó a su supuesto piso, era pequeño pero muy acogedor. Le conté todo a él, nosé en ese momento sentía confianza, nos hinchamos alcohol hasta que se nos acabaron las botellas, yo ya no sabía ni lo  que hacía ni lo que decía y sin saber como acabé en mi cama durmiendo.
Me levanté sin dolores de cabeza, sin angustia ni nada, miré la hora, mierda llegaba tarde a trabajar, tenía que volver al bar. Ana ya no me volvió a dejar sola, y por las tardes podía respirar más, esa tarde Mati no apareció y me pareció extraño porque ya se había convertido en una rutina. Sin nada más que hacer, fui a cambiarme para marcharme, pero antes revisé el móbil y encontré un mensaje que quería borrar de mi mente, era Mati, los malos pensamientos volvieron a recorrer mi mente, la cabeza me dolía otra vez y las piernas me temblaban.
-Una gran noche, por cierto besas muy bien.
Se aprobechó de mi, en mi peor momento, borracha, sola y triste, el mejor momento para engañar a una chica y liarse con ella. Que sucio era, y que bien había pensado de él, porque tengo que ser tan inocente. Hablé con Ana y Aitana, no se lo podian creer, pero confiaban en que alomejor estaba confundido, él también había bebido, así que no le dí más vueltas y me fui para casa, quería olvidarme de Mati para siempre.
Escuchaba unos ruidos desde fuera de casa, venian de mi piso, se escuchaba una televisón y una persona caminando, alomejor Aitana estaba en casa, pero me hubiera avisado para mo asustarme, abrí la puerta lentamente y...
-Sabes donde está el baño?
-Alfredd?!
Estaba sentado en el sofá, con sus gafas, una sudadera negra, ya que la gris la tenía guardada yo en mi habitación, estaba guapísimo. Me lanzé a él, nos quedamos estirado yo encima de él, le abrazé y le di besos por todo la cara, le había echado de menos, y lo necesitaba. Necesitaba su pelo, su sonrisa, su música, lo necesitaba a él al completo.
-Pero, pero que haces aquí?
-Quería darte una sorpresa, te necesitaba.
-Te amo.
Y Alfred me besó, más intensamente, como si fuera nuestra última noche juntos, y así fue, nos deboramos el uno al otro, jugabamos a ser la presa y el depredador, intercambiandonos los papeles de vez en cuando, jugando entre nosotros.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora