Namjoon sigue amando los desordenados cabellos oscuros de su pequeño ex-novio. Una noche tras otra se siente al igual que un desquiciado. Ahogado en licor dulce; tan dulce como las piernas de YoonGi. Imaginando al pálido chico montándolo cómo incont...
La mañana, al igual que la pintura fresca del óleo pintó el amanecer a través del cristal de la habitación. En las sábanas blancas ambos cuerpos desnudos yacían unidos por un cálido abrazo; el menor de ambos abrazando posesivamente por la cintura al mayor, teniendo en cuenta el ser cuidadoso de no quebrantar el esbelto cuerpo entre sus brazos, totalmente desorientado por el dulce aroma a melocotón que poseían los cabellos oscuros de su amante.
Tan lindo...
Pensó a sus adentros el moreno. Estaba perdido por ese pequeño hombre. Y ciertamente, estaba arrepentido por haberlo dejado ir de su lado solamente por lo que decían acerca de su relación los terceros. Es verdad, NamJoon podía ser posesivo hasta proclamarse a sí mismo tóxico, sin embargo... Así lo amaba su pequeño Yoonie.
Una vez más aspiró ese aroma que tanto había extrañado durante los meses sin su pequeño melocotón. Una sonrisa apagada emergió de sus gruesos labios, con tristeza y sumo cuidado una de sus temblorosas manos se posó en los cabellos lacios, enredandolos entre sus dedos dejó caricias suaves.
No quería dejar ir tan maravilloso tesoro de su lado. No de nuevo. Sin embargo... Seguro ahora el pálido le odiaría.
Sin saber en que momento sus pupilas se llenaron de lágrimas notó una curiosa mirada observándolo a hurtadillas cómo un pequeño cachorro. NamJoon sonrió tontamente, decidido a limpiar cualquier rastro de tristeza en su moribundo rostro. Y es que, durante de ese lapso de tiempo sin él a su lado se había vuelto un desastre. Es verdad, los primero días sin él a su lado estaba decidido a olvidearse de ese rostro felino en sus sueños.
A apartar cualquier recuerdo de esa tierna sonrisa color durazno que poseía ese pequeño chico.
Que podría borrar de sus labios el toque tan delicado de sus cerezos con sabor a café amargo.
Que podría dejar de sentir bombear su pecho sólo con su nombre "Min YoonGi". Sin embargo, en cambio a todas aquellas promesas sólo de dedicaba a llorar cada noche, a solas, con una botella de wisky y fotografías en las que su querido novio le sonreía.
Quiso borrar con el dorso de su mano las lágrimas hasta que una pequeña palma se lo impidió, y un tierno chico de baja estatura se acercaba a él para besar su rostro, y deshacer cada lágrima recorriendo su rostro.
— Te amo, ¡Yo te amo, NamJoon! Así que maldición, cambia esa cara tan triste.
Las palabras lo tomaron por sorpresa, ocasionandon que en acto reflejo se encontrará a sí mismo acercando su cuerpo al rededor de sus fuertes brazos. Como un niño perdido en el miedo a la oscuridad abrazando a un peluche, finalmente el moreno se perdió en él.
— Yo también te amo, YoonGi. Perdóname por haberte hecho tanto daño.
¿Fin?
¿Qué les pareció?): Acepto criticas constructivas. ♡
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