El silencio que lo envuelve

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Los personajes pertenecen a Horikoshi Kohei.

Advertencia: Posible OoC no intencional, faltas ortográficas por la hora, y fluff tal vez.

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Para Uraraka era un enigma.

Difícil de entender, difícil de interpretar, pero, aun así, envolvía en él un aura de curiosidad misteriosa el cual su mente todo el tiempo deseaba satisfacer.

Lo observaba ahí; sentado con las piernas cruzadas, con la cabeza agachada y su nariz hundida en las páginas de un libro que ella desconocía. Concentrado, silencioso y ajeno. Estaba totalmente atraída por ese ritual, pues tratándose de su ruidosamente explosivo compañero de clases, el silencio de aquel acto parecía una bofetada a todo lo que él normalmente representaba.

Cuando lo pilló por primera vez solo atinó a mirar desde atrás cuidadosa de no ser descubierta. La embelesó, tal vez el silencio o tal vez él mismo, tal vez su misteriosa rutina, o, tal vez nada en lo absoluto. Esa extraña sensación la arrastró hacia aquella imagen de vuelta. Lo miraba imaginando mil cosas; incapaz de entender lo que la llevaba allí, volvía la noche siguiente para tratar de encontrar una respuesta a sus ideas.

Se armó de valor una noche; Decidió preparar uno de los tés que YaoMomo le había recomendado y cuando lo sirvió, primero lo bebió ella dándose un poco de coraje. Negó decidida reprendiéndose por sus dudas, ya que no había razón para temer.

Él la miró con los ojos muy abiertos, luego entrecerrados, con el mismo atisbo de duda que la recorría a ella hacía unos segundos atrás. Uraraka se sintió a desfallecer, pues la mirada carmesí como fuego no dejaba de azotarla y sentía como si verdaderas llamas quemaban su raciocinio.

— ¿Qué?

— Pensé que beber un poco de té podría hacer más ligera tu lectura.

El aire de pronto empezó a faltar y el oxígeno parecía no llegar a su cerebro, pues no le salían más palabras que esas. El silencio del lugar solamente la aplastaba en ese segundo que parecía alargarse hasta una eternidad.

Bakugou alargó lentamente la mano sosteniendo el platillo donde reposaba la taza, para luego volver a mirar a la chica. Se sorprendió por su rubicundez, pero en ese momento solo decidió que la ignoraría para abrazarse a su silenciosa y amada soledad de nuevo.

— Ni creas que te lo agradeceré —su voz gruesa pareció despertar a Uraraka de su trance.

— Agradécele a YaoMomo, es la que sabe de tés —pudo decir controlando su nerviosismo, Bakugou chasqueó la lengua desviando su mirada hacia su libro. Lo cerró con una mano y le dio un sorbo al té.

Bakugou percibió un sabor... Ciertamente... Dulce. Dulce y tranquilizante.

De repente el ambiente cambia sutilmente; sus sentidos se agudizan mientras el aire parecía volver a sus pulmones y sus neuronas volvían a conectarse. Un suspiro de gracia sobrevino antes de sentarse al lado de su compañero, cuando relajada se había olvidado de su presencia abrumadora.

— A-ah. Yo. —titubeó al ver la mirada con el ceño fruncido de su compañero—, Yo solo... Yo... voy a esperar para llevar la taza.

Bakugou suspiró resignado al ver tanta torpeza mezclada en una persona, nunca creyó que encontraría a alguien más torpe que Deku, y eso, para él, ya era una hipérbole. Bebió su té calmadamente, apoyó su libro en su regazo y lo abrió, alternando la lectura de vez en cuando.

Uraraka lo observaba +de reojo en silencio, más de una vez quiso abrir la boca para preguntarle el montón de ideas que atropellaban su mente en ese momento, pero no dijo nada al darse cuenta de que no había huecos para hablar.

El enigma detrás del té. [Kacchako]Where stories live. Discover now