Como una promesa irrompible

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-¡Con esto se decide el rumbo de nuestro imperio!- dijo un general alentando a sus soldados

Sin esperar más, todos alzaron sus armas preparados para luchar y dar su vida en la nueva gran ofensiva para tomar parte de las posiciones enemigas mediante un desembarco...

No puedo creer que me encuentre aquí, el ataque falló y estamos siendo masacrados por sus ametralladoras, la artillería de nuestros acorazados hace lo máximo posible para que podamos movilizarnos hacía sus trincheras en la costa pero es en vano. Lo único que me permite mantenerme cuerdo es la foto de mi hija que tengo guardada en el relicario, al verla salieron de mis labios unas palabras

-Papá volverá...lo juro-

(Tres días antes)

-¡No vayas!- dijo una chica a un hombre de 47 años

-Annie, sabes que no tengo opción- dijo aquel hombre

-¡Lo has escuchado, cierto!, mandaron dos desembarcos antes y ninguno de nuestros soldados volvió con vida, ¡Acaso quieres que te pase lo mismo!- dijo Annie muy preocupada

-Lo sé, espero que el general haya aprendido de sus errores- dijo él con voz calmada

-Por favor papá, no quiero que nada te pase, ¡Dime que haría si te perdiera!- dijo Annie a punto de llorar

Su padre tomando un gran respiro dijo:

-No te preocupes, volveré con vida y prométeme que cuando lo haga, visitaremos a tu madre para darle las buenas noticias, ¿Sí?-

-Bien- dijo Annie reteniendo sus lágrimas

Sin esperar más aquel hombre salió de su casa para dirigirse al muelle

-Listo para zarpar Sr. Joseph- dijo un chico fuera de su casa

-Se podría decir que sí- respondió él

-Sé que no me incumbe pero ¿Qué tal se lo tomó Annie?- dijo el chico

-Pude convencerla de alguna manera- dijo Joseph

-Ya veo, no le robo más tiempo, cuídese- dijo aquel chico

Joseph antes de irse dijo:

-Por cierto Roy, si algo me llega a pasar quiero que cuides a mi hija, ustedes han estado juntos desde niños y eres la persona indicada para dejarla en tus brazos, cuento contigo-

Roy tomando seriamente lo que Joseph dijo solo pudo responder:

-No hará falta, sé que usted volverá con vida-

Joseph dejando aparte su preocupación dijo:

-Por supuesto-

Dicho esto se recorrió todo el camino hasta llegar a muelle.

Mi nombre es Joseph Stock y tengo 47 años, llevo casi 29 años sirviendo para la armada. Desde que estalló la guerra todo ha ido de mal en peor, cada día que pasa las personas dudan sobre el final de todo esto, aun si logramos una o dos victorias las bajas en nuestro ejército son demasiadas como para pensar que de alguna u otra manera podremos llegar a presenciar el fin de esta gran lucha.

Ya listo en el barco Joseph se percató de lo asustados que estaban algunos soldados, la mayoría eran reclutas que nunca habían visto batallas y es muy probable que ni siquiera hayan podido ver la brutalidad de las mismas tal y como fueron

-¡Has visto las ametralladoras que tienen!, ¡Cielos, las posibilidades de que sobrevivíamos son casi escasas!, ¡Toda la maldita costa está repleta de minas, aun si no hunden nuestro barco, nos masacraran cuando intentemos desembarcar en la playa!- eran pocos de los comentarios que decían algunos soldados a los cuales se les informo de la situación

Desde el Eco de las TrincherasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora