V (final)

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Chan se despertó a las 7 de la mañana para prepararse. El señor Kim le había llamado 3 semanas después de terminar las prácticas para comentarle que habría un evento en la biblioteca y que necesitarían un par de manos más. Este no había dudado ni un segundo en aceptar. Esa misma mañana, una hora y media más tarde se encontraba de camino a la biblioteca.

El corazón le latía cada vez más fuerte conforme se acercaba a la biblioteca. Sabía con certeza que hoy iba a ser el primer día que vería a Subin desde el fatídico día. Justo depués de leer la carta que el menor le escribió, Chan había llorado. Se sentía mal por haberle hecho daño, estúpido por no haber sabido reconocer mejor los intentos del menos por hacerle ver sus sentimientos, y por no haber sabido descrifrar los suyos propios a tiempo. Se sentía culpable de toda la situación, y no había tenido el suficiente valor para enfrentarse a Subin desde aquel día; por eso había aceptado esta propuesta, por Subin, para dejar de ser un cobarde y poder decirle lo que no le había dicho nunca.

Cuando se quiso dar cuenta, estaba frente al edificio central de la biblioteca y soltó un suspiro antes de subir las escaleras para entrar al interior de este. Como siempre todo estaba en silencio, pero esta vez era por la falta de gente. Normalmente, había una gran cantidad de gente estudiando, pero hoy la biblioteca había dado un aviso de que se haría una pequeña conferencia en aquel lugar y que si necesitaban silencio podrían acceder a los edificios laterales, que también eran parte de la biblioteca, pero eran mayormente salones de estudio, sin la inmensa cantidad de libros que había en la central. Chan se movió por los pasillos hasta encontrar el lugar donde una mujer mayor hablaba sobre su nueva novela publicada. Se llamaba Sunrise y contaba la historia de una mujer asiática que había sufrido abusos de pequeña, que de mayor le habían obligado a casarse con un hombre mucho mayor que ella, y que ahora sufría depresión y ansiedad por todo lo que había vivido. La mujer cuenta su historia a sus hijas mientras esperan para ver el amanecer.

Chan atiende a la mujer que sigue hablando, hasta que en un momento un ruido la interrumpe. Disculpándose Chan se aleja y va hacia el origen de ese ruido, y entonces le ve.

Subin estaba en el suelo, de rodillas, rodeado de un montón de libros que se habían caído de la estantería superior. Estaba rojo porque de repente mucha gente se había acercado a ver que había pasado, y algunos hasta se reían.

Chan se acercó y le lanzó una mirada fulminante a todos los que estaban por allí, haciendo burla. Subin se había levantado antes de que Chan se acercase y se habia puesto a colocar los libros rápidamente, intentando escapar de allí lo antes posible.

—Eres demasiado torpe —Subin se giró para encontrarse con los ojos del mayor fijado en todos aquellos libros y luego en sus propios ojos.

—Yo...lo siento, no quería molestar...dios es que...—empezó a sollozar bajito.

Chan se agachó para recoger los libros que aún quedaban. Subin estaba allí parado mirándolo, mientras el mayor colocaba el último libro, un segundo después, el menor tenía presionados sus labios contra los de Chan, con sus manos en los hombros de este, los ojos apretados, y temblando.

Al principio no supo reaccionar pero al momento, Chan se encontraba agarrando una de las manos del menor, con la otra acunando su cara y acariciándola, haciendo que el menor se relajse. Los labios de Subin eran muy suaves y cálidos. Chan le dio pequeños besitos hasta que Subin consiguió relajarse completamente y el mayor consiguió que este abriese un poco los labios para poder profundizar el beso.

Chan colocó las manos de Subin alrededor de su cintura, y colocó las suyas propias en la cara y la parte trasera de la cabeza del menor, acercando más sus bocas, profundizando más el beso, y disfrutando del momento que había estado esperando desde hacía unas semanas atrás.

Poco después se separaron y Subin se sonrojó, y quiso apartar la mirada cosa que Chan no permitió. No quería dejar que este momento pasase.

—Subin...lo siento, de verdad. Sé el daño que te he hecho, que la he cagado, y que no he sabido ver todo lo que has hecho por mí. Siempre te has portado bien conmigo, y me has demostrado que te importo, y yo no he sabido verlo, de hecho lo vi tarde, y fue gracias a ti, a tu carta, y a tu prima, que vino a entregarmela. Sé que lo he hecho todo mal, pero quiero arreglarlo. Quiero empezar de nuevo, y tienes todo el derecho del mundo a decirme que no, porque en primer lugar, fui yo quien lo jodió todo.

Subin le calló con un beso. Fue un roce más que nada, pero hizo el efecto requerido.

—Te quiero, Chan. Claro que te doy otra oportunidad. Quiero estar contigo.

El mayor se quedó helado. No esperaba que el menor fuese a decir aquello, en aquel momento. Su corazón que ya latía rápido empezó a saltar descontroladamente. En un impulso, atrajo al menor y lo abrazó, apoyándo su cabeza sobre la de este, impregnándose del olor a champú del pequeño. Besó la frente de este y sonrió.

—Gracias, Subin. Te prometo que no te vas a arrepentir. No voy a hacerte llorar nunca más, voy a cuidarte, solo quiero verte sonreír. Solo quiero que seas feliz conmigo. No voy a dejar que estés triste ni un solo segundo. Subin, quiero estar contigo. Quiero que seas mi novio. Por favor, sal conmigo.

Subin asintió, apretándose contra el mayor más fuerte. No quería moverse de allí. Estaba donde quería estar.

Luego de unos minutos así, Subin decidió separarse y ser responsable, había venido a estudiar, no a abrazar a su novio. El mismo pensamiento le produjo un cosquilleo.

—Chan, tengo que seguir estudiando, y sé que tú estás en la conferencia. Yo le sugerí al señor Kim que te avisase para que les ayudases. — Chan le miró sorprendido y se le escapó una risa. —Cuando termines ven a recogerme. Quiero que vayamos a cenar.

Chan asintió y volvió a acercarle para darle otro beso, uno de los tantos que pensaba darle.

—Espérame en nuestro sitio — en algún momento ese se había convertido en un lugar solo de los dos. Chan se separó finalmente del menor y agarró su mano por última vez para darle un beso. Subin soltó una risita y empezó a alejarse.

— Ah, Subin— el menor se giró una vez más para ver que quería mientras sonreía. —Te quiero.

El mayor se alejó después de mostrar la sonrisa más amplia, con el corazón latiéndole a mil, y sabiendo que por primera vez desde que estaban oficialmente juntos, había hecho completamente feliz a Subin.

library boy ; victon ♡ chanbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora