Iseul

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—Cuando nuestra relación se haga pública, quisiera que te mudaras conmigo.

—¿Por qué?

—Por seguridad Iseul, nunca sabes lo que puede llegar a pasar.

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Jueves 12 de abril de 2018



Me removí inquieta bajo las pesadas mantas, el frío de la noche parecía decidido a calarme los huesos, traté de volver a mi sueño pero un sonido lacónico llamó mi total atención, creí haberlo imaginado pero volvió a repetirse, tan rápido y sonoro que pareció cortar el aire en el espacio. Quedé pasmada al oírlo una tercera vez. Abrí los ojos sin realizar un solo  movimiento, la aterciopelada manta me cubría hasta el cuello, esperé a que mis pupilas se adaptaran a la oscuridad y enfoqué el  reloj de mesa junto a mi cama. 

2:22 A.M  

Pensé en algo que pudiese estar ocasionando un ruido semejante, hacía unas semanas la calefacción se había averiado  y solía producir un goteo incesante que me crispaba los nervios, pero desde que la llevé a reparar, dejó de ser una molestia para mi agradabilidad  al dormir. Esperé desde mi posición unos minutos más y al no escuchar nada fuera de lo ordinario, me permití echar un vistazo más detallado, alargué la mano y del primer cajón de la repisa tomé mis lentes. 

Salí por completo de la cama, y caminé hacia el interruptor de luz, cuando la claridad golpeó mis ojos, me forcé a no cerrarlos, la sensación de ser observada se instaló con el peso de un camión sobre mi pecho, y aunque era consiente de que no había nadie conmigo en la habitación, siempre he sido ese tipo de persona que se asusta más por lo que tiene en mente, que por lo que en realidad le sucede. Visualicé mi teléfono en la esquina de la repisa y pensé en la posibilidad de escribirle a Hoseok. 

"¿Estás despierto?"

Dejé el aparato sobre la cama, dudaba que estuviese despierto a esta hora de la madrugada, y aunque así fuese, no me parecía acertado perturbarlo sólo por mi paranoia. Sin una pizca ya de sueño, me dirigí al lavado, debía cruzar el pasillo que llevaba a otras partes del apartamento, como la sala de estar, y la cocina. A medida que caminaba, encendía tantas luces como podía. Estaba más tranquila, pero esa sensación apremiante de ser acechada, hacía estragos en mi cabeza. Me detuve frente al espejo del lavado, y reuní tanta agua como pude en las manos, palpé las formas de mi cara con ellas, y dejé que el cristalino liquido se llevara mi malestar.


...Feels like I'm falling, into a world

Into a world I can't control

I hear it calling...


Un sobresalto descomunal azotó cada nervio de mi cuerpo al oír el golpe de la música, ni muy alta ni muy baja, reconocí la canción, Bad dream  de Ruelle. La melodía que en otro momento me hubiese deleitado, ahora me parecía espeluznante. Giré sobre mis talones y caminé ligera hacía la sala. El reproductor de música violáceo que me obsequiaron por mi cumpleaños número 21, estaba encendido, conectado a los dos bafles que uso para aumentar su sonido. Líneas de estremecimiento se dibujaron en mis manos y piernas.

Sasaeng © │Hoseok │Donde viven las historias. Descúbrelo ahora