Capítulo 2

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             —Se supone que ya debes estar lista y no has empacado—Me regañó Osaires.

—Relájate, dame unos segundos—Me senté y desde ahí con un movimiento de dedos habían cosas volando por la habitación hacia la maleta.

Me aseguré de tener todo lo necesario y miré mi reflejo en el espejo.

Jeans negros, camiseta negra con letras blancas, mi chaqueta de cuero y mis inseparables botas de tacón negras.

Salí de la habitación con Osaires y me estaban esperando en la entrada de la casa.

Vi a mi hermana vestida con un simple vestido blanco, una chaqueta de mezclilla y zapatillas blancas.

Completamente diferente a mí.

Mamá se mordió la lengua para no decir nada acerca de mi vestimenta.

Anteriormente ya nos hemos peleado por mi forma de vestir, yo lo veo solo como ropa, ella lo ve como si fuera todo y arma un drama.

—Se van mis niñas—Mamá abrazó a Azul.

No es una sorpresa para mí de que extrañara a Azul, no a mí.

Si, hay una gran preferencia pero no es algo que me molesta ¿Me gustaría mas atención? Por supuesto, pero yo misma me lo he buscado.

—No estaremos tan lejos, vendremos a visitarte apenas nos digas—Mamá asintió y besó su mejilla.

Azul se despidió de mi tía mientras yo miraba a mamá.

—Nos vemos luego—Me limité a decir.

—Cuídate, Celeste—Asentí.

Abracé a mi tía y a Thalía.

—No crean que se libraran de mi tan fácilmente, iré a visitarlas en unos días—Dijo Thalía riendo.

Subí en mi auto junto a Osaires y conduje viendo como a Azul se le cristalizaban los ojos.

—Hey—La llamé poniendo mi mano con la suya—Vendremos cuando quieras, yo misma te traeré...Estaremos bien—Le sonreí y ella asintió.

Su gato blanco Lenny se acostó en sus piernas ronroneando.

—Gracias, Lenny—Acarició su pelaje.

—Yo misma te enseñare como viven esos animales.

Reí bajito, sería muy gracioso ver como Azul convive con humanos descerebrados, creídos, zorras, tontas y una que otra buena persona.

El camino fue tranquilo, Azul ponía canciones de su móvil y tarareaba, parece que ya no estaba tan triste.

Llegamos por fin al campus y fuimos a buscar las llaves de nuestra habitación.

—Estamos en las mismas, supongo—La secretaria me miró fijamente.

—No, están en diferentes edificio—Respondió tímida.

Vi que Azul ya había hecho el hechizo.

— ¿Estas segura? ¿Puedes buscar de nuevo?

Ella asintió y volvió a teclear en su computador, miré a Azul y noté que no se sentía cómoda haciendo eso, le di una cálida sonrisa para que sintiera que no pasaría nada.

—Creo que me confundí, sacó un par de llaves con el numero 458. Están en el edificio cuatro, piso cinco, habitación 458—Las agarramos de la mesa—Están en los nuevos cursos de arte ¿Cierto?

Enamorando A La BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora