El ¿reencuentro?

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Aún dudaba si había sido una buena idea. Dejar la universidad para volverse el bajista de una banda indie, en realidad no sabía porqué lo pensó en primer lugar. Sabía que la paga no sería buena, pero le ofrecían un lugar donde quedarse; además llevaba años escuchándolos, era su fan, y esto era lo que él siempre había soñado. Aunque seguía pensando que tal vez no había sido una buena idea. Pero ya no había vuelta atrás.
-Piii Piii- El autobús avisó su llegada. El conductor abrió la puerta, de ella solo salieron un par de personas. Después de todo era un pueblo en medio de la nada, "es el lugar perfecto para inspirarnos y las personas que viven aquí no saben quiénes somos, es perfecto" recordaba que el manager y guitarrista de la banda le había dicho eso.
Pero el lugar se veía peor de lo que él pensaba. Caminó con su mochila y su bajo por la que parecía ser la plaza principal, estaba vacía, mientras buscaba en su celular el mensaje con la dirección que le habían mandado un día antes. Comenzó a callejear, el pueblo era pequeño, encontrar la casa no sería difícil. Y vaya que no lo fue, era la única casa que se veía en buena condiciones. Tocó el timbre.
Un joven con cabello largo y en pijama abrió, tenía ojeras debajo de los ojos y parecía acabarse de despertar.
-¿Quién es tan temprano?-pasaba una mano por su cabello alborotado mientras abría la puerta.-Oh, pensé que llegabas mañana, o era hoy, pasa tío pasa- Hizo un curioso ademán, dejándolo entrar a la casa para después cerrar la puerta.
La belleza de la casa por fuera no concordaba con el desastre dentro de ella. Todas las cortinas estaban cerradas, había ropa tirada por todas partes, y estaba seguro de que ese olor que lo abrazó desde que llegó era por la comida que estaba esparcida por toda la casa.
-Estás es tu casa-levantó una toalla que estaba en el piso-todos nos despertamos tarde, tu cuarto es el que está al final de el pasillo después de subir las escaleras. Y el baño está a un lado.-
Había estado tan ocupado deambulando que no notó cuanto el joven de cabello largo subió por las escaleras. A pesar del desastre que adornaba la casa, se podía ver qué originalmente era hermosa, todas las paredes eran blancas y tenían repisas con libros, fotografías de sus conciertos y un par de cosas que no tenían sentido. Pero todo parecía perfectamente acomodado. El sofá era de imitación piel, negro y estaba cubierto de ropa. Había una mesita frente a la televisión de donde seguramente provenía el terrible olor.
Vio una puerta que decía "No Entrar" , lo dudó y al final decidió que sí ya vive ahí puede entrar. Lo que vio a continuación le sorprendió. A diferencia de la sala, está habitación (al parecer la cocina) estaba adornada con pinturas, que parecían asemejar un paisaje fantástico. Estaba tan ensimismado con su descubrimiento que ignoró la presencia de otra persona en ese lugar, hasta que escucho algo caer.
Volteó sorprendido, lo que vió a continuación fue igual de sorprendente, una espalda llena de tatuajes, un joven agachándose a agarrar una maseta, y cabello largo y azul como el cielo. Inmediatamente lo reconoció.
_un año atrás_
El concierto ya había terminado, era de madrugada, tal vez era mejor volver a casa ( no que hubiera alguien esperándolo).
Siguió caminando camino al tercer bar de su lista recordándose a sí mismo porqué lo hacía.
"_Dicen que cuando acaban los conciertos se van al bar más cercano a platicar con los fans y a emborracharse_"
Comenzaba a pensar que era una mentira, después de todo sólo había sido un comentario que vio bajo un vídeo de Youtube, no había prueba de su veracidad.
Iba tan ensimismado en sus ideas, que un toque en su hombro lo sorprendió.
-Disculpa- se preparó para voltear y mandar a quien fuera al carajo. Detenerse en medio de la noche a hablar con un extraño no era una buena idea - ¿Tienes un encendedor? - Volteó para encontrarse con una chica. Ella sostenía un cigarrillo en sus delgadas manos cubiertas por guantes, y lo veía con mirada interrogante.
No lo dudó. Buscó en sus bolsillos, hasta encontrarlo y se lo dió. Sus manos titubearon por el frío.
-Gracias-.
Aprovechó que ella estaba distraída prendiendo su cigarro con el frío que hacia para poder observarla bien. Se veía joven, pero no demasiado, su cabello era morado y largo; pudo distinguir lo que parecía un tatuaje escapando de la chaqueta que ella llevaba puesta. Era delgada y no muy alta. No pudo evitar preguntarse qué hacía afuera de un bar tan tarde.
-Toma-le devolvió su cigarrillo- Oh y ten, no deberías salir tan tarde de casa tan destapado, te enfermarás- con su otra mano le ofreció los guantes que ella tenía puestos antes. Él los tomó por inercia, y ella metió sus manos a sus bolsillos.
Una vez que se dió cuenta de la situación, él decidió devolverlos diciendo lo que él siempre decía "A mi no me da frío". Apenas comenzó a abrir su boca, un gritó los interrumpió. Cierto estaban a lado de un bar.
- ¡Alex! ¡¿dónde estás?! Mike volvió a vomitar en mis zapatos- el grito venía de dentro. Se dispuso a continuar su conversación, cuando una mano tocó su hombro .
- Parece que ya me voy, cuídate - la chica entro al bar murmurando lo que parecía un " no de nuevo " cerrando la puerta del bar trás ella.
Él ya no entró al bar, se puso los guantes y se dirigió a su casa. preguntándose cuando volvería a verla.
_Presente_
Era ella, quien recogía la maceta, era esa chica que había conocido antes. Excepto que claramente se trataba de un chico, pero el perfil concordaba, el cabello era largo también.
El joven volteó, puede jurar que vió sorpresa en su rostro.
-Eres el nuevo bajista ¿no?- Se levantó hacía él, su voz era rasposa - Creí que llegabas mañana...¿no viste el letrero de no Entrar?- Aunque si se parecía a la chica claramente no era ella.

Te prometo no huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora