Capítulo 4

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07 DE JULIO –???? HRS.

¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? Lo único que recordaba era… Ugh, ese dolor en las costillas y el estómago apareció, el suelo estaba frío, no quería abrir los ojos, pero debía. Los abrió lentamente y pudo ver unas botas negras, deseaba que no fueran las de James, era lo único que quería ahora, no quería ver a James enojado, lleno de rabia y que le volviera a golpear. Cada vez que lo veía siempre recibía un golpe suyo, un insulto suyo y eso, a pesar de que se estaba acostumbrando, dolía. Olvidando ese tema y concentrándonos más en el dueño de las botas, se sorprendió al subir la mirada y ver a un hombre de, tal vez, 23 años de edad, de cabellos negros lacios y ojos azules, parecía otro normal, pero simplemente le recordaba a su brabucón. Ethan se levantó, caminó hacia atrás y se subió a la cama, poniendo la misma pose que hizo al conocer a James. -¿Quién eres y qué hiciste?-

            -De qué mierda hablas- Hasta la voz sonaba normal, como la de un adolescente.

            -Digo, ¿No quieres golpearme o insultarme?-

            -No me gustan los golpes y no soy bueno en las palabrotas- Con un ademán hizo como si se deshiciera de aquellas cosas.

            -¿Entonces….?- Ethan movió sus manos para que explicara el punto de porque él estaba ahí.

            -Le debía un favor a James, es todo… Me pidió que te tuviera el ojo encima- Y llevó una mano a su cabello, rascándose un poco –Te ha debido de golpear fuerte para que quedaras casi muerto-

             -James parece una máquina de matar- Bromeó.

            -Es algo parecido- Bajó los hombros como si fuese una verdad grave.

            -¿En serio?-

            -¿Nunca viste la noticia de James?-

            -No tengo televisión en casa-           

            -Oh, entonces estoy contando mucho- Se dio cuenta de su error y se pellizcó su mano, sacándose un poco de sangre -Mi nombre es Max, James debe estar en los baños o en la cafetería, normalmente siempre lo verás ahí- En sus dedos tenía un poco de sangre y se limpió rozando sus dedos en la muralla, eso explicaba el olor a hierro en cada habitación que había -¿Alguna pregunta?- Ethan lo pensó bien, quería saber tanto, pero su seguridad no estaba bien en estos momentos y tenía miedo, era primera vez que sentía eso.

            -¿Cuáles son las reglas aquí?- Era lo más seguro que podía saber en esos momentos.

            -Son muchas para ser sinceros, pero la principal es no joderla siempre- Frunció el ceño el azabache, pues el castaño era, ahora para todos, igual a problemas –La segunda es no preguntar nada personal, muy pocas veces te responderán o para eso están los informantes- Se apuntó a sí mismo como ejemplo, viendo la expresión sorprendida de el de ojos oscuros, sabiendo por la boca abierta de este que iba a decir algo.

            -¿James también es un informante?- Preguntó de la nada.

            -No, aunque sabe más que un informante experto, pero no vende información- Llevó ambas manos a sus pantalones y se empezó a morder el labio un poco aburrido –Es algo egoísta-

            -¿Cómo cobran los informantes?- Cambió de tema preguntando más.

            -Con comida, trabajos, drogas o con lo que ahora todos necesitamos… Sexo- Se rascó su cuello y miró a otra parte, sabiendo que Ethan estaba sorprendido, no necesitaba verlo, sabía que todos los nuevos siempre tenían el mismo rostro al escuchar esa palabra, parecían niños –Es normal que algunos pidan eso; las violaciones y la homosexualidad son comunes aquí- Volvió su vista al curioso chico que tenía frente suyo, viendo otra vez la misma posición que puso cuando se conocieron –Yo no soy así-

            -¡Todos dicen lo mismo!-  Espetó lo mismo que dijo James el día de ayer.

            -Como quieras…- Bajó los hombros nuevamente y dio media vuelta, no había caso con Ethan, era un chico raro en todos los sentidos –Deja de meterte en problemas, sé un chico bueno, ¿Quieres?-

            -No prometo nada- Y al decir eso, su defensa se fue y se sentó normal en la cama, como si no hubiera más peligros en esa celda –Mi especialidad es meterme en problemas- Confesó por lo bajo, escuchando una carcajada de Max y pudo ver como se iba, solo dejando de él la pequeña marca de sangre en la pared. -¿Por qué todos parecen normales?- Preguntó al aire, mirando a la nada, pensando en toda la información que tuvo en esos minutos, ¿Qué hora sería? Apenas sabía que era de día y tenía hambre, su estómago rugió cuando pensó en eso –El hambre es mental, al igual que el dolor y el frío- Y decir aquellas palabras, cerró los ojos, pensando en lo que comería ese día. No esperaba un bufete de primera clase, pero esperaba una comida que pudiese comerse y luego no devolverla al plato con un olor igual. Debía acostumbrarse a ese manicomio, como lo hacían las otras personas. Esperó un rato ahí con los ojos cerrados, sin pensar en nada, por primera vez en su vida las voces que vivían dentro de él, estaban calladas, como si supieran en la situación extrema en la que estaban, como si fuesen a decir algo y alguien les podría escuchar a la distancia, matándolos a todos sin piedad.

Así de grande era el miedo que tenía Ethan.

Un golpe en la puerta hizo que diera un pequeño saltito por el susto, y miró al causante de aquel golpe, un guardia –Es hora de comer- Pudo escuchar y se levantó de la cama, poniéndose las botas para ir a la cafetería, suponía que eran las 15:50 o un poco más, pues a esas horas siempre comía. Le preguntó la hora al guardia, este le respondió “13:10”, ¿Tan temprano era? Nunca había comido tan temprano y nunca le había llegado el hambre tan fuerte a esas horas. Ese lugar tenía algo raro, un lugar que le hacía cambiar su horario. No quería seguir viviendo ahí.

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PELEE, SINCERAMENTE CON ESTE CAP.

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Las cosas pasan por una razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora